VALERIA
- ¡No te olvides de las cosas que están dentro del baúl de la cocina! - decía mi madre desde su habitación mientras estaba empacando su maleta.
- ¡Okay! - digo y me dirijo hacia aquel baúl. Lo abro y me encuentro con unas herramientas de plomeria y electricidad.
- ¡Son unas herramientas de plomeria y electricidad! ¿Las necesitaremos? - pregunto.
- ¡Claro! ¿Qué tal si justo al llegar el foco del lugar explota, hay un cable suelto o la cañería se daña? Pues, ¿con qué lo solucionariamos, eh? - responde mi madre.
- Ay mamá, ¿tú piensas que tenemos cara de electricistas o plomeros? ¡Pero si apenas sabemos cambiar un foco o cerrar el grifo! - añado.
- ¡No es mi culpa que sean unos inútiles! Sólo pon las herramientas más necesarias y ya está - la oigo decir.
- Bueno, lo haré... Por cierto, ¡Eso me ha ofendido madre!
Aparto sólo las herramientas necesarias y las pongo en un bolso, lo llevo a la sala en donde están las demás cosas ya empacadas.
Pero, ¿por qué estamos empacando? ¿a dónde íbamos?.
Vivo en un pequeño barrio de la ciudad de Madrid, España. Mi familia y yo estamos alojados en una casa alquilada, que a decir verdad no es nada lujoso y no tiene la última tecnología como algunas, pero era lo único que nuestro bolsillo nos daba para pagar.
Mi madre, (sí, la que me acaba de llamar inútil hace unos minutos) se llama Alicia, lastimosamente hace dos meses se le había diagnisticado cáncer de mama, afortunadamente se lo diagnosticaron a tiempo, por ende hay más posibilidades de recuperarse. Actualmente se encuantra muy bien, pero aun asi debe seguir su tratamiento, el cual es demasiado costoso para pagarlo. Mi madre era florista, su florería estaba ubicada aquí frente a la casa, la floreria tenía mucho éxito y mi madre ganaba una buena cantidad de dinero, todo resultó bastante bien durante un mucho tiempo. Hasta que llegó un momento en donde se produjo en nuestra familia algo así como una crisis financiera.
El dinero que ganaba mi madre en la floreria, lo que ganaba mi hermano Alejandro trabajando en una construcción, y el poquito dinero que yo conseguía en un puesto de comidas, ya no abastecían para pagar el tratamiento de mi madre, el alquiler, los gastos, mis estudios y los de mi hermano. Estaban por desalojarnos de la casa, así que mi madre le había contado a mi Tía Karen, que vive en Dinamarca, sobre nuestra situación.
Mi madre es danesa, se mudó aquí en España cuando se había casado con un español, mi padre. Mi padre lastimosamente era alcohólico, y nos abandonó cuando yo tenía apenas unos tres años, dejando a mi madre completamente sola a cargo de dos hijos, por esa razón ella es y siempre será mi guerrera.
Mi Tía Karen que está en Dinamarca, se ofreció a ayudarnos y también nos propuso algo: irnos a vivir a Dinamarca. Ella aseguraba que allí tendríamos una mejor calidad de vida y mi madre podría tener un tratamiento adecuado.
Mi madre sabía que lo que decía mi Tía era completamente cierto, así que nos comentó sobre eso a mí y a Alejandro.
Si en serio allí tendríamos una mejor vida y mi madre podría seguir su tratamiento adecuadamente, ¿Por qué pensarlo dos veces?.
Al final tomamos una decisión: Iríamos a vivir a Dinamarca.
Después de la Navidad, hoy sábado, 29 de diciembre a las cuatro de la tarde saldría nuestro vuelo.
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El príncipe de mis sueños
Romance¿Qué pasa cuando te enteras que tu madre padece de cáncer? ¿Qué pasa cuando tu familia no tiene los recursos necesarios para sustentarse? ¿Qué pasa cuando te mudas a un nuevo país? Y por sobre todo... ¿Qué pasa cuando no tienes nada pero a la vez to...