El príncipe de mis sueños

• CAPÍTULO 5 •

NICOLÁS

- Nicolás, ¡¿puedes explicarnos la razón de tu comportamiento?! - exigía mi padre enfadado.

¡Qué gran inicio de año!, apenas es 1 de enero y mis padres ya me están reprochando en medio de la gran sala del palacio. ¿La razón? El día de ayer después de las doce, me había ido a una fiesta junto a mis amigos, y no les había avisado, porque ya sabía la respuesta que me darían, un gran "NO".

- ¡Joder! Ya soy "mayorcito" para hacer lo que quiera ¡¿no?! - digo.

- ¡Si ya eres mayorcito deberías dejar de comportarse así! - se quejaba mi madre.

Soy consciente de lo que hago, sé que esto no está bien, pero, ¡ellos no me permiten realizar nada que cualquier persona de mi edad haría! Y todo porque soy un "príncipe", ¡me tienen harto!

- ¡Deberían dejar de tratarme como un niñito de diez años! - digo y salgo de la sala, no pienso discutir más.

- ¡Nicolás! ¡A dónde vas! ¡Esto aún no ha terminado! - escuché decir a mi padre mientras me alejaba de ellos.

Decido salir al jardín del palacio para poder relajarme un poco.

En el camino encuentro a mi hermano Félix.

- Te divertiste mucho ayer, eh - dice y me da un codazo.

- Sí, la fiesta estuvo divertida... - me encojo de hombros.

- No me refiero a la fiesta - aclara.

- Entonces, ¿a qué te refieres? - pregunto.

- No te hagas, te he visto bien ayer cuando has salido con Eleonora.

- ¿Y?

- Pues... le has dado tu "regalo" de año nuevo ¿no? - hace gestos con los dedos al decir la palabra "regalo" y se le escapa una sonrisa pícarona.

¿Regalo?

Agh, ya sé lo que me quiere decir.

- Eres un idiota - le digo y me rio con él - idiota y cochino.

- Pero, ¿en serio no le has dado tu "regalo"? - pregunta.

- ¡No! Además, ella no es mi novia, bueno, aún no oficial, ella es... en realidad no sé que somos - digo.

- Oye, a propósito..., nuestra madre se ha enfadado mucho contigo por lo de ayer - dice y se rasca la nuca.

- Lo sé, ahora vengo de su sermón.

- Ah ya... sólo quería decirte que... creo que tu comportamiento está mal Nicolás - dice.

- Félix, ¿has visto cómo me tratan?, mejor dicho, "cómo nos tratan".

- Sí, pero...

- Pero, ¿qué? No me dirás que nuestros padres te dejan salir con tus amigos los fines de semana, no me dirás que te dejan comportarte como un chico cómun y corriente, me dirás que nuestros padres te dejan ir a tus clases de guitarra que tú anhelas tanto, tampoco dirás que te dejan hacerte amigo de cualquiera, ¿no? Pues, porque eso no es lo que hacen los "príncipes" - digo y veo a Félix bajar la mirada.

- Sabes que esa es nuestra realidad - dicho eso me voy de allí.

Salgo fuera del palacio y siento el viento fresco en mi rostro.

Voy y me siento en una pequeña hamaca que se encuentra en medio del gigante jardín.

Estiro las piernas, recuesto mi cabeza hacia atrás y pienso, mejor dicho, trato de pensar.

Tantos pensamientos y recuerdos en mi mente... una chica.

La chica de ayer.

Aquella pobre chica llorando en aquel desolado callejón...

Llorando por un idiota.

Todo el tiempo estuve cerca de ella observándola, sólo que no se había dado cuenta, a decir verdad era muy hermosa, nunca la había visto por la ciudad.

Seguía mirándola, pude datallar los gestos que realizada con los labios, y los pequeños oyuelos que se formaba en sus mejillas al sonreír.

En un determinado momento sacó su móvil y como estaba lo suficientemente cerca, pude ver que estaba deseando un felíz año nuevo a un tal Gus, el cual supuse que era su novio, pasaron los minutos y ella seguía allí en la barra, mirando su móvil de vez en cuando, así había estado por muchos minutos.

Mientras la observaba yo seguía allí junto a mis amigos, los cuales ya estaban tomando millones barriles de cerveza.

La chica sacó de nuevo su móvil, y esa vez decidió entrar a su Instagram, con mi increíble sentido de la vista, observé una fotografía de dos personas besándose. La expresión de su rostro había cambiado por completo y una lágrimas bajaban por sus mejillas. Supuse que su novio la había engañado.

Llorando salió de allí.

De alguna manera a mí también me había dolido.

Ella ya no estaba en la barra, de seguro había salido afuera para liberar todo el dolor que tenía en su interior.

Estaba sola, necesitaba ayuda.

Sin pensarlo dos veces fuí tras ella.

Pasé entre miles de personas, la mayoría no me reconocía, puesto que una capucha cubría mi rostro, si me descubren, al día siguiente ya estaría en la portada de esa estúpida revista de la familia real con este encabezado: "El Príncipe Nicolás se escapa de la cena de la familia real para ir a una fiestucha de la ciudad, además se lo vio fumando un cigarrillo".Con este tipo de encabezado a mis padres les daría tres infartos.

Logré salir a fuera, era un callejón un tanto oscuro y desolado, lo único audible eran los sollozos de la chica.

Y allí estaba, a dos metros de mí, destrozada, herida, muy herida.

Me quedé allí parado viéndola, no sabía que decir, cuando depronto unas palabras salieron de mí corazón, literalmente, salieron de mí de la nada, aquellas palabras, en algún sentido coincidían con un momento un poco duro en mi vida.

Ella alzó su vista hacia mí, había llorado mucho, tenía el rostro echo un desastre, así había empezado el año nuevo, nadie se merecía eso.

Decidí quitarme la capucha.

Lo más sorprendente de todo era que ella no sabía quien era yo, lo más seguro es que no es de por aquí, en serio, ¿no me conocía?.

Pero, si soy el Príncipe Papacito de Dinamarca.

Ella ya había dejado de llorar.

Me había preguntado quién era, yo sólo le había dicho que eso no importaba, pero antes de irme, le desee un Feliz Año nuevo, como aún estaba desconcertada sólo se le escapó una pequeña, pero hermosa sonrisa.

Probablemente no la vuelva a ver nunca más, pero deseo con toda mi alma que eso no sea cierto.

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¡¡Capítulo narrado por bebé Nicolás!!💕
¿Qué les ha parecido?
Espero que les haya gustado❤

Gracias por leer😙

~Gabi🌸