Capítulo#3

2.2K 180 42
                                    

Abro los ojos de golpe. Estoy acostada en uno de los colchones que habíamos juntado anoche. Miro a mi alrededor notando que estoy sola en el camarote. La luz del sol entra por los grandes ventanales de la pared.

Todos los recuerdos de lo que pasó en el baño me llegan a la mente. Me toco rápidamente el cráneo. Nada de sangre ni dolor.

¿Fue realmente un sueño?

Me levanto casi corriendo y voy al cuarto de baño. No hay ni una pequeña señal de que haya sucedido realmente.

Me lavo la cara y luego llevo mi mirada al espejo. Por un momento espero ver ojos rojos, pero sólo veo mi pelo negro, que necesita los cuidados de mi amigo el cepillo, y mis ojos azules devolviéndome la mirada. Después de darme una ducha, regreso al camarote para cambiarme.

Me apresuro para llegar a la cubierta donde sé que estarán mis amigas. Las tres se encuentran tiradas en tumbonas colocadas aleatoriamente. Me quedo mirando atontada, pensando en lo sosas que parecen.

Kate tiene su pelo rubio recogido en una trenza larga. El biquini rosa muestra sus dotadas curvas de barbie. Los ojos de un color azul cielo están ocultos tras unas gafas de sol muy oscuras.

Maggi se conforma con llevar su sencillo biquini esmeralda que le combinan con sus ojos, también tapados por gafas de sol. El pelo castaño en ondas se le desparrama por la almohada.

Every lleva un sensual biquini negro. Su pelo corto del mismo color brilla con la luz del sol. Sus ojos son igualmente negros, profundos e intensos. Su cuerpo es delgado pero con buenas curvas repartidas equitativamente.

En cambio, yo llevo puesto un short azul marino que combina con mis ojos y me marca perfectamente las caderas. Y mi blusa de tirantes deja mucho a la imaginación. Mi piel está demasiado pálida, pero eso no me desagrada tanto como mi estatura de 1.61.

-Chicas, ¿qué hacen?- pregunto, un poco atónita.

-Tomar el sol- responde Kate como si fuera obvio.

Resoplo.

-¿Vamos a hacer algo divertido que no sea dormir y quemarnos?- suelto con fastidio.

Maggi se sienta y se quita sus gafas de sol para mirarme.

- Se que no te gusta tomar el sol, Rose. Pero nosotras queremos presumir nuestra escapada de la escuela- se justifica.

Las miro con mala cara. De acuerdo, si ellas quieren bronsearse, que lo hagan. Tal vez tenga el lujo de patearle sus traseros quemados cuando no puedan sentarse.

Me doy media vuelta y vuelvo al camarote. El enojo sale por mis poros como si fuera vapor. Doy un portazo al cerrar y luego voy a la maleta.

Lo único que me calma en estos casos es escuchar un poco de música. Me pongo los auriculares y escojo una canción.

Los primeros acordes de las notas de amor suenan en mis oídos. Me encanta esta canción porque es una liga de mis cantantes favoritos.

Su melodía rápidamente se apodera de mi cuerpo. Comienzo a cantarla y mover las caderas.

Las notas pegadizas me van relajado poco a poco, de tal forma que unos minutos después me sorprendo bailando de un lado a otro de la habitación al ritmo de la música.

De repente siento una presión en mis caderas como si alguien me sostubiera por ellas. Por un segundo creí que era una de mis amigas que se había aburrido y venía a pasar el rato conmigo, así que me pongo aún más contenta. Me giro rápidamente con la intención de continuar bailando con ella, pero me quedo paralizada, muy sorprendida, pues los ojos que encuentro no pertenece a ninguna de las chicas.

 Los siete pecados capitalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora