Nadie es capaz de mirarme,
de mirar lo rota que estoy,
lo mal que me siento,
de mirar mi alma,
de mirar mis ojos y notar las ojeras,
esas que guardar miles de noches cargadas de sueños rotos,
promesas vacías y malos recuerdos,
mirar mis uñas,
las cuales van siendo cada vez menos por esa ansiedad que me consume,
nadie mira mis brazos,
los cuales tienen cada día nuevas marcas de rasguños cargados de ira,
de miedo,
de tristeza,
nadie quiere mirarme,
mirar mi realidad,
todos prefieren cegarse ante la bella imagen de una perfección creada por si mismos,
una realidad imaginaria que ellos creen poder manejar y moldear a su gusto,
todos prefieren hacer a un lado su vista para mirar el prospero sueño de una nueva vida que esa vida que yace desvanecida a un lado de sus propios ojos.
