uno

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brisa;;

Las gotas caían sobre mi paraguas negro, al igual que en mis ropas empapadas de lágrimas. Ya estaba todo húmedo, más que nada mis zapatos que estaban sobre el pasto embarrado. No seguía las canciones que todos cantaban al unísono, no llegaba a escucharlas. Estaba tan metida en mis penas que no podía escuchar nada.

Jugueteaba con la manga de mi tapado. Mi mamá había insistido en que me pusiera esta ropa tan lujosa, aunque yo me hubiera negado rotundamente. No tenía ganas de vestirme bien, ¿de qué servía? Ese conjunto tan hermoso había perdido su resplandor, ya que estaba acompañado de siluetas oscuras, cantando canciones raras.

Supongo que ya lo adivinaron; estoy en un funeral. Más específicamente, el de mi papá.

Él era un hombre muy rico, empresario. Mi mamá se había casado con él por la plata. Eso todos lo sabíamos, hasta mi papá. Pero no le importaba porque en serio la amaba

Mi vieja aunque lo único que le importaba era el dinero, conmigo siempre fue muy buena. Al no trabajar, me daba todo su tiempo exclusivamente a mí. Lo agradezco, en el fondo.

Mi papá se murió en un accidente de tráfico mientras iba a casa de ir a hacer unos trámites muy importantes. Eso nos hundió bastante a las dos, porque ahora estamos solas y no sabemos controlar una empresa.

Cuando volvimos a casa, estaba todo muy sombrío. No por la ausencia de mi papá, sino que había un ambiente raro. No me gustaba nada, así que empecé a subir las escaleras para ir a mi cuarto y boludear con amigos, que la verdad me animaba mucho.

—¿Podemos hablar? —preguntó mi mamá cuando subí el cuarto escalón.

Me giré sobre mis talones y nos sentamos en la isla de la cocina, mientras preparábamos un café y una chocolatada. No lo hacían las mucamas porque nosotras somos las mejores haciendo esas bebidas, o al menos eso pensamos.

—Tengo dos cosas que contarte —asentí para que siguiera—. Lo primero es que no voy a estar acá tanto como antes.

Fruncí el ceño al no entender a lo que se refería.

—Voy a trabajar —aclaró—. Tenemos que sacar plata de algún lugar.

—Sí, entiendo.

—Me alegra eso, porque no estás acostumbrada a que no esté acá, ¿no? —me acarició la cabeza y yo sonrío.

—¿Y la otra cosa? —pregunto con interés.

—La segunda cosa... Me voy a casar con alguien.

Casi vuelco toda la chocolatada. ¿Que se iba a casar?

Me levanté de mi silla por impulso.

—Mi vida, te va a caer bien...

—O sea, te chupa un huevo la muerte de mi papá —abre la boca para decir algo pero no la dejo—. ¿Eso me estás diciendo?

—No, por favor, escuchame.

Me siento nuevamente sin ganas y tomo un poco de mi Nesquik para tranquilizarme un poco.

—Es joven, tiene 20, es muy buena onda.

—¿Qué tiene que ver? ¿Cuándo lo conociste?

Hizo una pausa y suspiró.

—Una vez que fui a hacer algo para el trabajo de tu papá me lo encontré, hablamos y me pasó su número de teléfono.

—O sea que sos una infiel de mierda —escupí sin mirarla.

—Brisa, no me hables así —dijo enojada—. Nunca hicimos nada. Cuando murió tu papá me propuso matrimonio.

Me reí amargamente. No sabía que mi mamá podía llegar a ser tan inocente.

—¿Y vos aceptaste así nomás?

—Sí, sentí algo...

Me levanté y me apoyé en el marco de la puerta de la cocina.

—Son igualitos —solté antes de subir las escaleras.

A los dos sólo les importaba la plata. Eran tal para cual. Yo no le iba a decir, que se diera cuenta sola. Al final, le están pagando con la misma moneda.

///♡///

no sé si la personalidad de paulo cuadra con este personaje, pero me encantó la idea ajaja

ღotras historias: roomies, haterღ

los amo ♡

step daddy ; paulo londra / CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora