CINCO parte 1

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-¿Has empezado ya a buscar información para el trabajo que te dije?

      Fue la pregunta sorpresa de mi hermana mientras bajábamos las escaleras esa misma mañana.

      no supe que contestarle. Descartada la posibilidad de que todo fuese una broma y solo probable la explicación de que se tratase de una pesadilla, la respuesta no era ni si ni no. La respuesta me causaba escalofríos.

      -No te puedes imaginar lo que me ha pasado -logré pronunciar.

      -Esta noche tienes que contármelo todo -dijo como quien se entera de que un secreto le va a ser revelado-. Me encantará escucharte. Nos va a quedar un trabajo fabuloso. Ya veras cómo va a alucinar Jesús.

      Jesús, su profe de Lengua, desde luego que iba a alucinar si le contaba exactamente lo que me había ocurrido en la biblioteca, evidentemente, no me creería.

      Carmen me dejó con la palabra en la boca y la preocupación en el pensamiento. Al llegar al portal, salió corriendo para reunirse al grupo de Lidia y el resto de sus amigas.

      Ricardo no me esperaba apoyado en la pared, como de costumbre. Pensé que se había dormido, no es raro que se retrase cuando está Cardo. De hecho, el año anterior, sus retrasos contribuyeron a que repitiese curso.

      Al llegar a la altura de la corsetería de Fina, un brazo tiró de mí hacia dentro y sentí que el corazón se me salía por  la boca. ¿Sería otra vez ese maldito fantasma? Grité, y mi alarido asustó a Ricardo:

      -¿Qué te pasa? -preguntó sobresaltado-. Solo quería darte un beso a escondidas.

      Respiré aliviada y lo abracé. Su calor me reconfortó, no podía contarle que me sentía perseguida por un espectro y alterada por los gritos nocturnos de una loca.

      -Es que me has asustado -pronuncie sin soltarle.

      -Ya veo, y tú a mi también.

      Se estaba bien allí, abrazados, lejos el mundo real aunque no hubiésemos salido de él.

     -Te echaba de menos -susurró en mi oído.

     -Pero si nos vemos todos los días -objeté, aunque ya sabía por  donde iban sus quejas.

     -Ya, pero ayer por la tarde te esperaba en casa, dijiste que te pasarías por la peluquería y no apareciste. Me la pasé entera dibujando, no sé si te van a gustar los dibujos que hice.

     -Ya -protesté-. Serán de esos que empiezan muy bien y acabas llenando de fuego y de sangre. Ya sabes que me asustan, aunque  me parece que ya me voy acostumbrando a tu forma de expresarte. ¿Me los enseñarás en el recreo?

     -No voy a poder. Tengo recuperación de Mates y no creo que acabe el examen a la hora, ya sabes lo largos que los pone Antonio. 

     -Pues no sé si lo vas a hacer bien. Ayer, según dices, no estudiaste nada con tanto dibujo -le reproché.

     -Te esperaba para que me lo explicases -dijo mirándome con cara de pena. Conocía bien sus armas.

     -A eso se le llama chantaje emocional -protesté-. No me culpes a mí si suspendes.

     -Descuida, sé que el único responsable soy yo y mi manía de ver el lado oscuro de la vida. ¿Vendrás esta tarde a casa a ver los dibujos? 

     Se notaba que había algo mas que deseaba contarme, quizá el motivo de su mutismo el día anterior.

     -Solo si me prometes dejar tu lado Cardo y ser Ricardo Rico.

     -Haré todo lo que pueda. De todas formas, tu eres la única que entiende mis malos rollos.

     Nos despedimos en la puerta de mi clase con un beso fugaz. Cuando me di la vuelta comprobé que Julio nos espiaba con cara de disgusto.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2019 ⏰

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Tuerto, Maldito Y Enamorado.                             Rosa Huertas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora