Capítulo 01: Xerox.

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"UNO: mente de la edad de piedra en una era del mundo espacial"

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"UNO: mente de la edad de piedra en una era del mundo espacial"

El control estaba sobre su cuerpo, dolía un poco pero no era nada que no haya podido soportar, el equilibrio de los pies sobre sus propios muslos casi en una posición de yoga incitó a Nadine a ponerse un poco más cómoda.

Los párpados le bailaban en un vaivén temloroso, con las pupilas dilatadas y el cuerpo pesado soportando el peso propio.
El delicioso olor que provenía de la cocina caminaba deleitante por los pasillos, llegando correctamete hacía las fosas nasales de Nadine, atrapando justamente a su apetito.

Tocino. Y tal vez algo de huevos revueltos y algún tipo de pan, a eso realmente olía el hogar que había habitado desde los siete años, y el delicioso olor le atrapó tanto que decidió dejar la rutina, un par de luces parpadearon descontrolando la armonía, el radio corrió un par de estaciones en un santiamén, y una voz masculina se combinó con la melodía clásica que sonaba desde el living.

—¡Tschhh! ¿En donde te has metido, mi ratón?—armoniosa y un poco fuerte sonó abriendo los ojos de la adulta joven, quien retomó aire guardando la calma al sentir sus huesos acomodándose, volviendo a poner las plantas de los pies sobre el piso.

Era veloz, siendo atrapada por la voz masculinay el olor al desayuno, y guardó una sonrisa incluso cuando había llegado al comedor, riéndose de su incredulidad incluso si ya era una adulta joven, dejándose raptar tan genuinamente por un olor tradicional de desayuno. Como en casa.

—Salí de la ratonera—susurró la joven, volteándose para tomar un par de waffles, antes de ser plenamente detenida por el hombre de piel blanca y lisa, quien la miraba con una sonrisa divertida negándole con la mirada.

—¿Qué hablamos sobre las prácticas en casa?—le dio un codazo cerca del hombro, Nadine se metió un puñado de migajas de tocino a la boca.

—Son grotescas e irrespetuosas, en verdad me aburres con esa regla, por si no lo sabías estamos en un siglo distinto, sigues siendo el mismo abuelo aburrido y santurrón—Nadine estuvo a punto de burlarse de Ian, pero una oleada de escalofríos le recorrió la espina dorsal, cuando vio la otra presencia de un hombre de barba blanca peculiar, sentado en el sillón con un traje casi impecable, mirando a un extraño joven con quien Nadine estaba extrañamente familiarizada.

El cabello rizado y crecido del otro joven quien parecia extrañamente animado hizo que Nadine frunciera el ceño y ladeara un poco la cabeza, el radio volvió a descontrolarse dentro de unas cuantas estaciones y la chica seguía buscando una respuesta.

¿Por qué estarían ahí dos personas extrañas de su pasado? ¿Qué había ocurrido con Reginald para tenerlo en tan desafortunada vista?

Nadine se sentía presa, aún estando en casa, aún con el olor al delicioso desayuno que le sabía tan bien en momentos felices. Las pupilas se le dilataron en el momento que sintió otra vez como su cuerpo temblaba, regresando poco a poco, oyendo el retumbar del plato roto de porcelana cayendo ferozmente al suelo.

Smithereens ─Diego Hargreeves [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora