Venganza

2.7K 213 22
                                    

Danny

Ubicación desconocida

Un agudo dolor atraviesa mi cabeza al igual que el resto de mi cuerpo. Los recuerdos son borrosos, apenas puedo hacer memoria de ellos.

Recuerdo que iba conduciendo por Waimanalo, entonces una camioneta negra me rebasó y frenó inesperadamente haciendo que chocara contra ella. La bolsa de aire se disparó amortiguando el golpe. Antes de que pudiera salir del auto o decir algo, fuertes golpes llovieron en mi cara y en mi cuerpo. Intenté defenderme y golpear a mis atacantes, pero no logré mucho. Un golpe en seco sobre mi cabeza hizo que perdiera el conocimiento y ahora quién sabe dónde estoy.

Muevo mis manos, pero algo me dificulta hacerlo. Abro mis ojos un poco más y veo que estoy encadenado con gruesas esposas, mis pies también están esposados y en mi cuello se aprecia un lindo collar de metal —nótese el sarcasmo—, unido a una cadena que va hasta una pared detrás de mí. El piso sucio y frío en el que me encuentro no hace que esta situación mejore.

Me incorporo sobre mis caderas con un leve quejido gracias a los golpes en mi abdomen. Mi vista se va aclarando un poco más y puedo ver mejor el lugar en el que me tienen secuestrado.

Parece una choza abandonada pues se ve muy maltratada, una puerta oxidada se aprecia a unos dos metros lejos de mí en la otra pared. Puedo escuchar el roce de las hojas y el canto de las aves fuera de esta. Talvez es una selva.

Genial. Estoy secuestrado y en medio de la selva. Si escapo, es posible que un puma me devore antes de que pida ayuda.

Dejando de lado mis pensamientos negativos, como los llama Steve, tomo la cadena e intento romperla o por lo menos desprenderla de la pared, pero mis intenciones se detienen cuando la puerta se abre.

Un hombre de complexión delgada se me acerca con una sonrisa de suficiencia seguido de otro pero más corpulento. No sé por qué pero a este último ya lo he visto en algún lado. Ambos se detienen frente a mí y el más delgado habla.

—Hola, detective Williams. —El hombre frente a mí tiene rasgos diferentes a los que normalmente veo en esta isla, su acento tampoco pasa desapercibido—. Tengo entendido que ustedes ya se conocen. —Me señala a mí y al gorila detrás de él.

Entonces los recuerdos me asaltan y todo vuelve de golpe. Ese hombre fue el que me golpeó hasta dejarme inconsciente. Ya tendré la oportunidad de partirle el rostro, por lo pronto guardaré mis fuerzas.

—Oh, claro. Sus puños no son muy educados. ¿Y tú eres?

—Carlos, aunque usted no me conoce. —Camina hasta detenerse a mi lado, flexiona sus rodillas y saca una foto del bolsillo de su camisa—. Pero creo que a él sí.

Mis ojos escanean al hombre en la foto que no es nadie más que Juan Diego, ex-jefe del cartel mexicano Los Diego, ahora muerto gracias a 5-0 hace un par de días. Pero, ¿qué tiene que ver con este hombre?

—Creo que aún no lo ha notado, detective —dice Carlos levantándose volviendo a ponerse frente a mí mientras guarda la foto en el bolsillo de su camisa—. Y me sorprende, después de todo usted era el mejor detective en New Jersey. —Empiezo a preocuparme pues parece saber demasiado de mí, entonces da un paso más hacia mí—. Él era mi hermano. —Se aleja un poco y me mira desde su posición como si para él sólo fuera algo insignificante—. Y gracias a una fuente anónima hace unos días, supe muy bien sobre su "relación" con el comandante, Steve McGarret. —Canturrea con un tono burlón—. ¿Cree que él venga hasta aquí para rescatarlo?

Ver su sonrisa burlona sólo me provoca querer estampar mi puño en su mentón, cosa de la que por ahora soy incapaz. Aun así, sonrío en grande porque sé muy bien que Steve vendrá por mí. Él no deja a nadie atrás, no me dejaría atrás.

A pesar de que estuve celoso por el hecho de que ese animal aún tuviera el anillo con el que le pediría matrimonio a su ex, sé que él vendrá por mí haciendo una de sus típicas maniobras de ninja para rescatarme.

—Sí, lo creo —respondo con total seguridad—. Y no querrás estar aquí cuando él venga.

El otro hombre sonríe aún más y se acerca hasta mi oído.

—Entonces veamos cuánto tarda en venir a México.

Se reincorpora dejándome completamente sorprendido. ¿Estoy en México? ¿Hace cuánto me tienen aquí? ¿Steve sabe dónde estoy?

Miro fijamente al hombre frente a mí dando media vuelta para salir por el mismo lugar por el que ha entrado, no sin antes volverme a ver y decir:

—Espero que sea resistente, detective. Odio cuando mis juguetes se rompen muy rápido.

Y sin más se va con una sonrisa de oreja a oreja seguido del gorila mientras yo me quedo petrificado. ¿Qué tiene pensado hacerme? ¿Cuánto tardará Steve en encontrarme?

Steve.

Pensar en él hace que sonría como un imbécil enamorado y en verdad lo estoy. Estoy enamorado de ese neanderthal. Aún con sus locuras, sus ocurrencias de ninja loco, aún cuando toma el control de todo en mi vida. Lo amo.

Sólo espero que no se tarde.

~...~


Steve

Cuartel General 5-0, Honolulu—

—¿Qué tenemos? —Digo acercándome a la computadora central.

Luego de encontrar el auto de Danny, los peritos encontraron su celular hecho trizas lejos del auto. La sangre que había visto está siendo analizada junto con un cabello castaño que, obviamente, no pertenece a Danny.

—Bueno, la sangre que estaba en el asiento del conductor definitivamente era de Danny —habla Chin.

Siento cómo mis músculos se tensan a tal punto que pueden romperse, pero no me importa. Alguien, quién sabe quién es, tocó a mi Danno y pagará muy caro por ello.

—Pero el cabello que encontraron no era de Danny, sino de... —Kono desliza sus dedos sobre el teclado y aparecen varias imágenes de un hombre moreno, con barba y corpulento—. Julio Santos, un miembro activo del cartel Los Diego.

—Espera, ¿acaso no tuvimos un caso sobre ellos hace dos días? —Pregunto.

—Exacto, y eso es lo más extraño —continúa Kono.

—Comparamos la muestra del cabello con nuestra base de datos pero no obtuvimos nada. Así que lo hicimos internacional hasta que encontramos una coincidencia con este hombre —explica Chin señalando al hombre en la pantalla—. Según una llamada que hice a la DEA, el cartel de Los Diego ahora es dirigido por el hermano de Juan Diego, Carlos.

—Entonces esto es por venganza —digo analizando sus palabras pasando mis manos por mi cara—. Nosotros matamos a su hermano y como pago...

—Matarán a Danny —termina Lou.

—Debemos ir a México ahora.

Sin esperar respuesta, salgo disparado hacia mi oficina para llamar a la gobernadora y pedirle un vuelo de suma urgencia a México, el cual recibo sin más complicaciones.

Veo por las paredes de vidrio cómo los demás se preparan para nuestra nueva misión. En menos de una hora, un jet nos espera en el aeropuerto y sin perder el tiempo, cada quien sube a su auto y nos vamos.

Ya en el jet, pienso en lo idiota que fui al haber guardado ese estúpido anillo. De no haber sido por eso, en este momento, estaría con Danno disfrutando de nuestro desayuno entre risas y caricias.

El jet comienza a elevarse hasta las nubes sin que me diera cuenta.

Sólo espero llegar a tiempo.

_________________________________________________

¡Hola chic@s!
Nota eliminada xb

Solo quiero agradecerles por su apoyo con esta historia y saber que no la olvidaron :'3

Los quiero, ciao 😘

KattaLuna🌙

True Love - Fanfic McDanno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora