Capítulo 10. Hogwarts

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Nota: Si lo piensas… ¿No es el primer capítulo en donde no aparecen sus padres?.
—.—

Como si fuera un Deja vu de su primera vida, podía escuchar los murmullos de las personas mientras caminaba por los pasillos. Era algo extraño esta clase de atención, pero en realidad, no era como si le importará.

—¿Puedes curarme?.

Harry se detuvo de golpe y suspiró cansado. A pesar de su falta de voluntad, asintió y se  giró para examinar al estudiante mayor.

El primer día mientras caminaba por los pasillos recibió una serie de peticiones mientras caminaba por los pasillos. Más de la mitad de esas peticiones fueron falsas y ninguna parte de ellas era algo más que algún corte o moretón.

Al parecer encontraban divertido detenerlo para comprobar que de verdad podía curar a las personas.

Ya que nada requería sus habilidades luminosas no llamó mucho la atención, pero aún así, los así llamados “pacientes” se sorprendían de sus habilidades de curación.

Absurdo que era absurdo. Su cuerpo es capaz de hacer algo tan simple por sí solo. Lo único que hacía era acelerar el proceso.

Estuvo tentado a hacerse invisible, pero la verdad era que quería usarlo. Así que por ahora tenía que soportar.

—Está todo listo. —Harry se giró y siguió caminando a sus clases.
—Ah, gracias. —El asombrado estudiante le dejó ir.

Durante toda la semana estaba llegando tarde a diferentes clases, siempre fue por culpa de las personas que lo detenían. Aunque trataba lo más que podía de no retrasarse, aunque no porque le importará asistir a clases.

Algunos maestros lo regañaban por llegar tarde, por lo que se disculpaba sin poner excusas.

Quería crear una imagen de un niño que a pesar de las molestias que le traía su título de medimago, se esforzaba por los demás tanto como por sus propias clases. Por eso mismo fingía estudiar diligentemente.

No es como si fuera muy difícil, su madre le había estado enseñando desde que nació. Y de hecho Harry le había dejado la impresión de que estaba aprendiendo. Aunque era obvio que aprendía más fácilmente que otros niños.

—Justo a tiempo, Potter.
—Perdón, llegaré antes. —Se disculpó con la profesora Sprout.
—Siéntate.

Aunque a veces se ponía estricta con Harry, a decir verdad la profesora Sprout lo trataba muy bien.  Tal vez porque era la jefa de su casa, o porque estaba muy bien versado en su clase.

Aunque la herbología nunca había sido su fuerte. Había pasado años buscando formas de impedir la muerte, así que se había informado sobre todo lo que pudiera encontrar a fondo. Incluida la herbología y pociones.

Claro que su madre también le hizo estudiar todos los días hasta que fue el momento de despedirse en la estación. Creía que el futuro de Harry estaría pegado a la medicina, así que lo hizo estudiar lo básico.

Además.

—¡Está floreciendo!. —La compañera al lado de Harry levantó la voz con asombro cuando vio como la planta delante de él brotaba flores.

Claro que Harry tenía una mano sobre ella, era una flor de echinacea. Prefería lucirse con alguna planta más llamativa, pero no es como si le dejaran acercarse a las plantas peligrosas en primer año.

—¡Asombroso!. —Escuchó a varias personas jadear.

En cambio, la maestra examinó la planta en detalle. Un mago siempre podía acelerar el crecimiento de las plantas, pero eso no significa que las plantas crecerán saludables. Aunque Harry podía hacerlo.

El niño de la destrucción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora