Capítulo 2. Sanador

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El día de su cumpleaños no hubo celebración, la comida en casa ya se había terminado y lo único que podía poder en su boca era agua. Pero sí recibió un regalo, el dolor con el que había nacido desapareció por completo ese día y la magia que era suya había regresado. Harry no había notado lo mal que se encontraba hasta que su cuerpo se curó, había nacido con ese dolor así que pronto se acostumbró a sentirlo siempre. Pero ahora se había ido.

Harry abrió la puerta de su casa, o su prisión, para ver el mundo exterior. Lo primero que lo recibió fue la paz, no fue la paz de una familia en un día tranquilo, pero tampoco fue la paz de muerte que había visto Harry después de casi matar a toda la tierra. Era un tipo diferente de paz.

Asegurándose de estar bien vestido y que la magia realmente respondía a él. Puso un pie fuera de su casa. Las cosas no ocurrieron de inmediato, fueron unos pasos después de salir de su casa que alguien llegó a él.

A Harry no le importaba si el hombre era un aliado o un enemigo. Simplemente se dejó llevar por el hombre cuando se puso detrás de él. Lo tomaron del brazo y usó desaparición fuera del territorio deshabitado. Pronto el suelo regresó a sus pies y las manos que lo habían tomado lo abrazaron.

—Harry…

No tardó en recordar esa voz, solo tres hombres adultos se preocupaban tanto por él. Levantó su vista para enfocar al hombre de ojos grises que no lo había visto caer en la miseria de ser el más odiado del planeta.

—Padrino… —murmuró más para sí mismo que para el hombre en cuestión.
—Gracias a Merlín estás bien, tus padres ellos-, y Peter —dijo el nombre con odio—. Pero tú estás bien y saliste de la casa solo.

Harry pensó en las probabilidades. Peter traicionó a mamá y papá pero nunca reveló la ubicación de la casa a nadie, por las palabras de Sirius eso parecía un hecho. Pero si sus padres no pudieron decir su ubicación entonces ellos, o estaban muertos o locos.

—¿Dónde están papá y mamá? —preguntó, y aunque su tono no sonaba preocupado, el mayor no pareció notarlo.
—Ellos están… —Las emociones inundaron la voz del hombre, Harry tenía ganas de golpear su rostro pero se contuvo—. Ellos están en el hospital Harry, enfermos, podemos ir a verlos después.
—Esta bien —Harry asintió, sin saber cómo tomar la palabra “enfermos” que salió de la boca de Sirius.

El hombre lo abrazó por un momento más, a Harry no le gustaba que lo tocaran, pero considerando que llevaba poco más de un mes sin ver a nadie lo permitió. Cuando finalmente fue soltado Harry tomó la manga del hombre.

—Tengo hambre —dijo con una leve exigencia. El mayor no pareció preocupado por eso.
—Claro que tienes —respondió Sirius para darle una sonrisa reconfortante.

Finalmente comprobó su entorno, el lugar le era desconocido, estaba en las calles de una zona de casas. Fue llevado por el mayor hasta una de ellas y cuando la puerta se abrió, otro par de brazos lo rodearon.

—¡Harry!. —También reconoció la voz del otro hombre.
—Remus —murmuró Harry.
—Es bueno que sepas quienes somos —dijo Remus.

Harry recordó que la última vez que vio a este par de hombres aún era un bebé, sus padres nunca lo sacaban de casa por temor a que se enfermara aún más y tampoco llevaban a nadie a casa. Lo único que tenía para recordarlos eran esas fotografías esparcidas en los marcos de la casa, aunque Harry no les prestaba mucha atención. Mientras estaba en sus pensamientos fue llevado dentro y alimentado.

Le explicaron que sus padres fueron atacados y por la protección que tenía su casa era imposible que lo encontraran. Al parecer su idea no estaba fuera de lugar.

El niño de la destrucción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora