Prólogo

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Anteriormente en el distrito 21. Los detectives de Chicago tenían entre sus manos unos sucesos sobre robo que aun no habían podido terminar. Al parecer detrás de todo esto se encontraba un funcionario del gobierno. Nada mas y nada menos que un bombero del departamento 51.

— Hemos tenido una serie de robos en las últimas semanas —explicaba Voight.

—Cada robo tuvo lugar a cinco minutos de la máquina 66— corroboró Halstead.

—¿ Tratas de convencerme de que hay un bombero detrás de todo esto?

—Queremos infiltrar un bombero amigable dentro de la 66 para ayudarnos a detectar al chico malo— Dijo Voight.

—¿ Me gravaste?
—¿ Que pasó, Suggs?
— ¡ Dame el teléfono ya Cruz!— Tomo un tubo amenazándolo— Dame el teléfono.

—¿ Que vas hacer?—Pregunto asustado—¿ Me lo vas a quitar?

— Dame el teléfono — repitió.

—¿ Que, solo estas dando tu llave para los robos, viejo?— Dio un paso hacia atrás—¿ Porqué por dinero?

— No, no, no es así — negó.

— Está bien, bueno, entonces dime como es— Necesitaba una explicación a toda costa.

— Explicármelo por favor.
—Todavía puedo arreglarlo.
— Suggs, yo...
—¡ Por favor! — suplicó— Recuperaré la llave. Solo dame algo de tiempo— dejo el tuvo a un lado y se marchó.

—¿ Alex, a donde vas vestida así?—¿ Asi como?¿ De oficial?— Preguntó guardando las cosas en su mochila. Se miró por ultima vez en el espejo.

—Espera un segundo Alex. No busques a tu padre. Te lo pido— la siguió hasta la salida— Conozco cada movimiento de ti

— Mamá por favor. No lo buscaré, solamente me ascendieron a la unidad de inteligencia.

—¡ Es el jefe!
— Esta bien. Pero no diré nada.

Su madre arruga el ceño. Conocía a su hija a la perfección y tarde o temprano lo diría todo. Voight tenia una especie de don para percibir los secretos y estaba convencida de que su hija había heredado cada partícula de él.

— Buenos días — Trudy la miro directamente a los ojos, luego su mirada se desvío hacia la placa que la chica le enseñaba.

—¡ Agente Montes! Espere un segundo — Trudy se dirigió a la reja que daba hacia la oficina de inteligencia, tocó una clave y ascendió.

Voight hablaba con Cruz. Sacó su móvil y le mostró el vídeo del Bombero Suggs haciendo negocios con un desconocido.

—La última persona que hubiera esperado. Es un buen chico — intentaba justificar Cruz algo que ya estaba demostrando al culpable.

—Claramente está entregando su llave. Probablemente ni este participando en los robos. Tiene que a ver una razón por lo que lo está haciendo — Intervino Severide. Voight había reunido a todo el cuerpo de bomberos.

— La llave sigue ahí afuera— Dijo Cruz.
— Permiso Sargento.

— Adelante Trudy. ¿ Que pasa?
— Abajo está el agente transferido — dijo con las manos en los bolsillos.

— Dile al chico que pase.
— Esta bien — Trudy mostró una sonrisa burlona.

— Buenos dias sargento Voigth. Soy la agente Alexandra Montes— Todos la miraron fijamente.

La hija de Voight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora