Capítulo 3.

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— Todo lo que tenemos es una conversación que esta fuera de registro — Explicaba Jay frente a sus compañeros.
— Entones ponlo en los registros — dijo Alex.
— Aunque los tengamos en los registros, si arrestamos a Kamen, tenemos suficiente para acusarlo de asesinato. Debemos terminar esto cuanto antes. Llevamos tres días en este caso.

Planearon usar a Aiden como carnada solamente para que el tipo pudiera confesar todo de una vez.
— Muy bien el chico está en movimiento — anunció Jay mirando al chico entrar a la cafetería.
— Alex. ¿ Estas bien?— preguntó ya que ella estaba dentro de la cafetería.
—Estoy bien, pero el chico parece nervioso— disimuló.
— Solo mantente de espaldas.  Kamen se dará cuenta que no eres de ahi si te ve— le dijo Voight por los auriculares.
— Entendido.
—Tengo una ubicación que creo que se ve bien... — le dijo Aiden a Kamen
—Vamos viejo. No hables así aquí— dijo aun de pie ante el chico— ¿ Pediste algo de comer?
— No tengo hambre.
— Lugar estúpido para reunirte conmigo entonces.
—Solo quiero trabajar — trago seco mirando hacia los lados nervioso—¿ Mataste a Suggs?— Kamen se levantó de la mesa letamente. Miró hacia los lados buscado algo. Alex se levantó al ver que empezaba a sospechar.
Kamel cogió a Aiden por el cuello y lo tiró al suelo. Alex sacó el arma de su pantalón.
—¡ Policía de Chicago. Sueltalo ahora— le gritó.
—Movamonos ya— Ordeno Voight.
Alex lo cogió por el cuello y se lo quitó de encima a Aiden. El la cogió por la cintura y la tiró contra el suelo.
—¿ Crees que puedes conmigo. Eh niña?— se subió encima de ella asfixiándola.
—¿ Crees que no lo hara?— Intervino Voight Quitándoselo de encima. Le apuntó con la pistola en la cabeza.
—¿ Estas bien Montes?— Preguntó Antonio ayudándola a levantarse del suelo.
— Estoy bien— asintió.

— Esa es una confesión bastante irrefutable. ¿no?— Antonio le mostró la grabación recién con Aiden— Esa es la llave de seguridad que le sacaste a los chicos— le mostro la llave—Lo tenemos todo. Las pruebas, la confesión. Asesinaste a un funcionario del gobierno y casi intentas matar a otra. Te pudrirás en la cárcel.

Alex estaba echándose un poco de agua en el rostro  se miró el cuello en el espejo y lo tenía enrojecido.
—¿ Como te encuentras?— Preguntó Burgess entregándole una toalla.
—Pues obviando que casi me matan. Estoy bien— ambas sonrieron.
—¡ Cualquier cosa que necesites me lo pides! ¿ Está bien Alex Voight?
—Gracias...

La hija de Voight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora