No te hagas
grandes ilusiones,
no van a suceder.Te pintas de blanco
y te llenas con ruido
pero faltará algo.Ahora que lo encontraste, se ha ido,
ahora que lo sientes, no lo sientes,
te has descarrilado.Así que no te hagas grandes ilusiones,
no van a suceder,
te irás al infierno por lo que tu mente sucia está pensando.Radiohead - Nude
Los labios secos se abrieron y una pequeña bocanada fría ingresó por ellos, electrificando la sensibilidad de sus dientes.
Bueno, una cosa menos de la que preocuparse.
Los padres de Lonnell ya no deberían pagar sus visitas al dentista con ayuda de la poquita plata que él o su tía Babette podían juntar para palear los gastos.
Se los relamió con la lengua temblorosa y sus manos apretaron con más fuerza el bolígrafo. A unos pasos de él.
Ahora los sentía resbaladizos, los había humectado de más.
Profirió una risa baja. Estaba a horas de su inminente muerte y en lo único que pensaba era en sus labios. Giró levemente su cabeza y observó a Loner a solo un metro de él.
La gente solía decir que cuando se enamoraba, el corazón le latía como un tambor, como un ave atemorizada golpeando sin dilación los fierros de la jaula en busca de salirse y escapar de aquella sensación tan abrumadora. El de Dexter, sin embargo, se sentía a gusto cerca de él. A su lado, era un canario tranquilo y domado sintiéndose contento en su pequeña cárcel, siempre había sido así.
Sus labios lo devolvieron a la realidad, se habían secado de vuelta.
¿Qué querían ellos, entonces?
Un primer y un último...
Cerró los ojos con fuerza y aprontó el bolígrafo al papel. Lonnell siempre le había dicho que su letra era hermosa así que Dexter de manera constante se dedicaba a mejorar cada aspecto de su caligrafía, así fuese en cosas tontas como escribir en la pizarra familiar.
«Debajo de las rocas trillizas. Río Fox»
Una nube del estilo de Naruto se encontraba garabateada en el extremo derecho. Un poco de familiaridad entre tanto desconcierto haría que las cosas no fueran tan duras para él, ¿no?
Dexter suspiró ante aquella estupidez, claro que sería duro, con o sin nube.
Arrancó el pedazo de papel y lo dobló con cuidado, barajando al compás de la misma acción donde guardarlo, ¿bajo la almohada? ¿Entre la ropa de Lonnell? ¿Dentro de un calcetín? ¿En los cajones de su escritorio?
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No country for bad boys
Novela JuvenilCada vez que Lonnell pasaba frente al instituto Marie Curie, las borroneadas palabras «No country for bad boys» llenaban su cabeza de recuerdos. «No country for bad boys» era la frase que su mejor amigo Dex había inventado una tarde de análisis lue...