Capitulo 5: El chico del despacho

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Abby

Después de pasar dos largas horas ayudando a la bibliotecaria a poner libros  en las estanterías, me fuí a casa

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Después de pasar dos largas horas ayudando a la bibliotecaria a poner libros  en las estanterías, me fuí a casa.
Vivo en un barrio un poco apartado de la ciudad. En una pequeña casa, aún qué lo sificientemente grande para vivir  una sola persona, ya que mi madre se pasa la mayor parte del tiempo emborrachandose en bares. Y mi padre había desaparecido cuando yo tenía tres años.
¿Cómo consigo seguir adelante teniendo una madre alcoholica, sin trabajo y un padre desaparecido? Pues gracias a Matt, un viejo amigo de mi padre, cuando este se marcho, él se hizo cargo de nosotras . Él nos cuidó y nos ayudó con el alquiler de la casa. Ahora que ya soy algo más mayor le dige si me podia dar trabajo de camarera en su bar hasta que me graduase y encontrase algo mejor. Así que de momento tengo trabajo para los fines de semanas y algunas tardes entre semana. No es un trabajo que me guste, pero me ayuda a tener un techo en el que cubrirme y de momento me tengo que conformar.
Como cada viernes entro a casa y nada más abrir la puerta me llega ese aroma a que hace que me entren náuseas.
Cerca de las 8 me dirigí al bar para trabajar y cuando llegué vi a Matt detrás de la barra entonces decidí acercarme a él.

-Hola, Matt.

Su mirada se elevó hacia mi sonrriendo.

-Hola pequeña- dejó de sonreír al ver mi cara. -¿Uy y esa cara? ¿Que ha pasado?

-Mejor ni preguntes, llevo un dia de perros.

Matt rodeó rápidamente la barra y me cogió de los codos.

-Venga no debe de ser para tanto.

-Mi primer dia de instituto y ya castigada.

Matt se empezó a reir fuertemente.

-Ay pequeña- me abrazó -Te me haces mayor.

Le pegué en el pecho separandome.
Seguidamente rei sin poder evitarlo.

-Idiota.

-Venga tira a cambiarte.

Algo menos malhumorada llegue a mi taquilla donde guardaba mi uniforme. Salí ya vestida y caminé hacia la barra.
Unas risas de chicos llamaron mi atención. Miré al grupo de jovenes y la verdad esqhe estaban para mojar pan, pero uno destacaba entre el resto.
Me quedé mirando anonadada esos rizos negros y.. ¡Hostia! ¡Esa sonrrisa, esos ojos! ¡Ese es el chico del despacho!

Una libretita moviendose delante de mi cara me evadió de mis pensamientos y vi la sonrisa burlona de Jacob.

-Hola gatita.

Gruñí.

-Dejalo Jacob- cogí la libretita con cierta dureza.

-Debía de intentarlo- rio- te toca la mesa 5 y 9.

A medida que me iba acercando a la mesa 5 me di cuenta que era la mesa del grupo de chavalaes.

-Hola chicos, ¿Que quieren tomar?- sonreí.

-¿Si puede ser, a ti?- dijo el chico rubio del medio en tono burlón.
-Umh- hice como si pensara- ¿Me ves a caso en la carta? Porque creo que aún no aparezco.

Un "uhh" sonó por las bocas de todos menos por la de uno. Dirigí mi mirada hacia él y pregunte sonrriendo:

-Y tú, ¿Que quieres?

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