2. Chispa

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Narrador externo

Era sábado por la mañana, Laura se acababa de despertar, pero aún seguía tumbada en su cama.

Un mensaje llegó a su teléfono móvil.

-"Te quiero"-decía David.

-"Yo también"-respondió Laura.

Cansada de estar tumbada, se levantó al fin aún pensando en su querido David, y se dirigió hacia la ventana. El cielo estaba tapado por las nubes, como llevaba pasando durante mucho tiempo.

Casi dormida, fue hasta la cocina y se preparó un cuenco de cereales con leche, y lo llevó al comedor, donde estaban sus padres desayunando.

-Buenos días.-dijo su padre Jorge desde el otro lado de la mesa.

-Hola-dijo Laura mientras se acercaba a él para besarle la mejilla.

-Saludos a ti también mamá- dijo dirigiéndose a su madre Sara que estaba al otro lado de la mesa. Esta no respondió, se mantuvo fría y distante, como siempre.

Tas haber desayunado, Laura no tenía nada que hacer, así que decidió hablar por teléfono con Cristina. Cogió el móvil y justo cuando iba a terminar de escribir el número de teléfono de su amiga, recibió una llamada.

-Buenos días, le llamábamos para hacerle una encuesta.- dijo una voz de mujer horriblemente imitada.

- David no seas tonto.- dijo Laura a carcajadas.

- Vaya, ¿cómo me has pillado?-dijo en tono irónico.- Oye por cierto, te acordarás de que esta tarde hemos quedado, ¿no?-

-Ay va, no me acordaba, lo siento, pero no puedo, iba a ir a otro sitio.-respondió también irónicamente.

-Ja ja - obtuvo como respuesta.- No, en serio, ¿vas ha venir al lago o no-

- Pues claro que sí tonto ya lo tengo todo preparado.-

-Pues en ese caso, voy a recogerte dentro de una media hora.-

Ese día habían quedado para ir juntos de acampada durante todo el fin de semana al lago del Bosque Rojo. Era un bosque que había a unos cinco kilómetros, a las afueras de la ciudad donde ellos vivían. Iba a ser tan romántico.

Tal y como había prometido, David llegó a casa de Laura a la hora acordada. Traía con él una mochila bastante grande con un saco de dormir enrollado y atado a ella. Además, traía consigo su bicicleta negra.

- Buenos días princesa.- dijo bajándose de su bici.

Laura se acercó a él y le besó en los labios.- Hola. -añadió al separarse con una sonrisa de oreja a oreja.

-Venga, coge tú bicicleta y nos vamos.-dijo David con impaciencia.

Laura obedeció, y fue rápidamente al trastero para coger su magnífica bicicleta blanca.

- Ya estoy.-exclamó al regresar.

Se despidió de sus padres, y empezó a dar pedales junto con David.

El camino era bastante largo, pero al menos no tendrían que ir por la autopista, si no por un sendero que al parecer solo ellos conocían.

No era la primera vez que iban al lago, ya lo habían visitado varias veces desde que empezaron a salir juntos. Allí se dieron su primer beso.

Ya era casi la hora de comer cuando vieron el reflejo de la poca luz que había en el agua del lago. Laura y David, no podían aguantar, ambos empezaron a pedalear lo más rápido posible para llegar hasta la orilla.

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