4. El primer problema

14 2 0
                                    

Narra David

-Laura... -la llame con delicadeza para comprobar si estaba bien.

La poca luz de la Luna que entraba por la ventana me dejaba verla. Ella estaba sentada en la cama, con la respiración muy entrecortada y sus ojos ahora blancos muy abiertos, mirando a ningún lado. Estaba muy nerviosa, parecía que estuviese pasando un ataque de pánico.

Inmediatamente me acerqué a ella para calmarla.

-Sssshhhh.... -dije-tranquila estoy aquí.-

La toqué su mano para entrelazar nuestros dedos, pero en el mismo instante en el que su piel rozó la mía, ella se giró bruscamente de una forma muy violenta hacia mí. En ese momento, unas chispas salieron de su mano hacia la mía. Cuando estas me tocaron, sentí un inmenso dolor y salí disparado hacia la pared. Me quedé sin respiración por el golpe.

Entre abrí los ojos para mirar a Laura. Seguía mirándome, pero algo había cambiado, sus ojos tenían un increíble brillo azulado.

Ya estaba algo más calmada, pero creo que no estaba consciente. Pocos segundos después, se desmayó quedando tumbada en la cama, pero su respiración no mejoró mucho.

Yo intenté no cerrar los ojos, quería quedarme con ella para cuidarla, pero no pude controlarlo y quedé inconsciente.

Narra Doctor Simons

Esa noche me tocó quedarme a hacer guardia.

Eran cerca de las dos de la madrugada cuando llamaron de la habitación 267, miré en el ordenador para averiguar quién ocupaba esa habitación. Era Laura, la chica a la que le había caído un rayo. En verdad me daba pena esa chica, su historia me hacia sentir empatía hacia ella.

Me dirigí a las escaleras para subir a su habitación. Pero según avanzaba, las luces empezaron a parpadear. No le di mucha importancia y seguí andando.

Cada vez me acercaba más a mi destino, y cada vez las luces para paseaban más rápido, siguió así durante un rato, hasta que los focos se apagaron y quedé completamente a oscuras.

Busqué dentro del bolsillo en mi bata, y agarré el bolígrafo que usaba para examinar a los pacientes, el cual tenía una pequeña linterna en su extremo. La encendí y apunté a las paredes intentando encontrar un interruptor.

Después de un tiempo tratando de encender las luces, me rendí y seguí con mi camino hacia la habitación de Laura iluminado con mi pequeña lucecita.

Llegué a la puerta y escuché un fuerte golpe dentro de la Sala. Entré lo más rápido que pude, y me encontré una escena muy curiosa.

La habitación era un desastre, el monitor estaba apagado, y tanto de él como de las luces salían pequeñas chispas. El pobre chico que se había quedado a cuidar a su chica estaba inconsciente tirado en el suelo. En cuanto lo vi me acerqué a ayudarlo. Tenía fuertes contusiones en la cabeza y la espalda, además de una extraña quemadura en su mano derecha. Lo más importante ahora es que podía palpar le el pulso, parecía estable y no tenía heridas internas, por lo que su vida no corría peligro, pero me preocupaba el golpe en la cabeza. Llamé a una enfermera para que se lo llevara a una habitación y lo cuidara.

En cuanto a Laura, estaba tumbada de lado en la cama. Su respiración era muy irregular, estaba hiper ventilando, y sus ojos no paraban de moverse descontroladamente. Todo apuntaba a que estaba sufriendo un ataque. Fui a examinarla, pero cuando iba a tocar la, unos rayos muy pequeños salieron de su cuerpo. Retiré la mano inmediatamente, pero mi curiosidad me impidió quedarme quieto, por lo que volví a acercar mis manos y los rayitos volvieron a aparecer.

-No me lo puedo creer. - me dije a mi mismo sorprendido, aún con las manos encima de la chica. -A partir de ahora si que creo en el destino. -

Narra Candela

Era lunes por la mañana así que me desperté temprano como cada semana, pero por alguna razón estaba más cansada de lo normal.

Me levanté de la cama poco a poco, y miré el despertador encima de mi mesilla de noche eran las siete menos cuarto. Bajé las escaleras hacia la cocina y me preparé un cuenco de cereales con leche.

Me senté en la mesa de la sala de estar y encendí la televisión.

Cuando ya casi había terminado mi desayuno, oí unos pasos bajar las escaleras.

-¡Buenos días dormilón!- dije casi gritando.

-Hola-respondieron al otro lado del pasillo.

Los pasos se fueron acercando, y poco después apareció Rai en la puerta de la sala.

-Venga date prisa, - dije intentando terminar de despertarlo. - mi padre llegará dentro de nada. -

Lo miré a la cara. Su pelo negro estaba descolocado ya que no se había peinado. Al ver que le estaba mirando, se frotó sus ojos azules y se retiró el pelo de la cara, dejando ver las cicatrices y deformaciones que subían desde su cuello hasta su pómulo izquierdo. Bostezó y se estiró antes de proseguir su camino hacia la cocina.

Volvió con unas tostadas y una taza con café.

Me levanté cuando terminé y puse mis cosas en el lavaplatos.

Fui a mi cuarto y preparé mis libros encima de mi escritorio para cuando mi padre volviera.

Desde el accidente, mi padre me educa en casa y me ayuda en todo lo que puede. Trabaja por la tarde en el hospital, y como es doctor en urgencias, dos veces al mes tiene que hacer guardia y quedarse por la noche. Por la mañana nos ayuda con nuestras tareas y nos enseña tanto a mí y a Rai.

Rai, es un chico de 17 años que quedó huérfano en un incendio, y que fue atendido por mi padre. Desde que él descubrió que era como yo, vive con nosotros y es como mi hermano pequeño.

Estuve un rato sentada en el sillón hasta que sonó el timbre de la puerta de mi casa. Salí corriendo para abrir la puerta, y llegué a duras penas jadeando a la entrada.

-Hola chicos. -dijo-¿que t.... Candela, ya te he dicho muchas veces que no hagas esfuerzos- me regañó- se que eres muy inquieta, pero si correteas y te mueves mucho tu cuerpo no podrá soportarlo. -dijo serio.

-Lo siento....-respondí.-¿que tal tu guardia? -pregunte intentando cambiar de tema.

-Sobre eso, creo que hoy no vamos a hacer clase. -dijo subiendo las escaleras, pero pronto se escuchó como se paraba y volvía a bajar para decirme algo- Ahhh...., y por cierto llama a Sam y a Alex y diles que nos vemos dentro de quince minutos en la rotonda. Ahhh.., y cambiaros, vamos a ir a visitar a alguien.

Mi curiosidad se disparó de un momento a otro. Me giré para mirar a Rai, y este tenía la misma expresión que yo.

Ambos subimos a nuestras habitaciones y nos pusimos ropa de calle.

Narra Laura

Me desperté otra vez , y noté unos tubos conectados a mí. Supuse que era suero y que estaba en el hospital.

Intenté incorporarme, y lo conseguí tras un gran esfuerzo.

-Hola- dijo la voz amistosa de una chica a mi lado. No esperaba que hubiera alguien en la habitación, por lo que di un pequeño salto al escuchar la voz. -Ay, lo siento, no pretendía asustaste. -se disculpó la voz.

-¿Quién eres? -pregunté con la voz temblorosa.

-Yo me llamó Candela, - dijo calmada - soy la hija del doctor Simons. - explicó. - he venido a verte con unos amigos para ponerte a salvo. -

~~~~~

Esta ya es la cuarta parte.

Espero que les esté gustando la historia.

😘¡Muchas gracias guapxs!😘

ElementsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora