Categoría: M
Nota: ¡Si, décimo capitulo al fin!
Muy alterado, Lincoln se levantó del sofá mientras sus pulmones trataban de cumplir su función mucho más rápido.
Estaba sudando, ni un sólo ventilador en la sala. Igualmente sentía el sudor frío recorriendo su frente.
"Ahh. . . sólo... Solo fue una pesadilla." Su respiración comenzaba a calmarse.
Lincoln tomó aire al despejar su mente. Esperaba no haber gritado mientras soñaba, no quería dar explicaciones que ni el las sabe.
"¡Demonios, Lincoln!" Se maldijo así mismo. Frotando su mano con su cabeza, pensaba desde que punto del sueño recordaba, o hasta cuál punto se volvió una pesadilla para él.
No recordaba mucho, solo sentía el presentimiento de haber sido golpeado e insultado en el sueño. También veía la imagen de una niña, pero muy borrosa e imposible de distinguir. A lo último solo escuchaba sonidos extraños de máquinas, como si estuviera en un hospital y al final un fuerte pitido que se hizo resonar por todas las neuronas del cerebro de Lincoln.
Con poco que hacer, Lincoln no quiso volver a dormir, por ahora sólo quería ver la hora. "¿Dos de la madrugada?" Se pasó una mano por el rostro. No sabia que hacer durante cinco horas, sabiendo que la hora de despertar es aproximadamente a las siete en la casa Loud.
Con ojos débiles y un aliento que podría hacer retroceder lo pelos de la nariz. Lincoln optó por ser el primero en ingresar al baño el día de hoy. Mientras el agua bajaba por su blancuzco cabello, y las gotas de agua limpiaban cada centímetro de su cuerpo. Abrió los ojos de repente, como si un click sonara en su cabeza. - Las clases iniciaban en dos semanas - y todavía no tenia terminado sus papeles de ingreso, para ser consejero estudiantil en la preparatoria de Royal Woods.
Las vacaciones se estaban terminando, tecnicamente no faltaba mucho para que las hermanas de Lincoln sintieran que sus vacaciones apenas iniciaban, mientras que las de sus hijos, apenas acababan. Todo padre le encanta tener a su hijo en casa, lavando, ayudando, limpiando, y acompañando. Pero también les agradaba tener una mañana tranquila sin tener que organizar un desastre o un caos de mugre y parapeto por todos lados.
No paso mucho tiempo desde que Lincoln salio con una toalla tapando de su cintura hasta un poco antes de los tobillos. Tomó su última vestimenta que tenía limpia en la camioneta. Se vistió con un Jean blanco; en el torso, una camisa elegante de un color salmón y unos zapatos clásicos color beige. Un conjunto muy bonito que le había regalado Leni hace más de un año atrás.
"Cuando Leni vea que lo estoy usando aún, se pondrá realmente feliz." La tela llevaba consigo recuerdos, aprecio, y amor. Lincoln cuidaba más de lo normal los conjuntos hechos por su hermana, que por sus camisas/polos naranja de siempre. Es como su color de identificación, y también era su estilo único el que hacía resaltar el color naranja de su vestimenta, junto al brillo de su fantástico cabello blanco.
Eran las tres de la madruga, una hora después de que Lincoln se despertara del sofá; una chica con un aspecto muy lúgubre salia de sus aposentos.
El albino decidió salir a caminar por un rato para matar el tiempo. Y no fue el único que lo pensó.
"Que hermosa luna." Dijeron al mismo tiempo pero desde sitios diferentes.
La mujer camino hasta la acera, tomando el camino oeste, decidió por undécima vez en la semana, caminar a paso lento apreciando las pocas estrellas que aún se podían observar en el firmamento. Lincoln decidió caminar al sentido contrario, tomando varios atajos, evitando todo posible encuentro con algún vecino madrugador. Sus ganas de entablar conversación con alguien del vecindario habían muerto hace mucho, al igual que sus últimas amistades. La casa Loud estaba en dirección al oeste desde la residencia de la mujer con aspecto oscuro y tétrico. Algo indicaba que los sucesos debían suceder lo más rápido posible.
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¡Papá, Te Amamos! [Terminada]
FanfictionLincoln Loud, padre y hermano de sus esposas. Lincoln abandona la casa donde se crió y vio crecer hasta cierta edad a la mayoria de sus hijos, solo para que ellos tengan una vida normal, ¿pero cuánto durará eso? Cuando sus hijos descubran la verdad...