3.- Ojos

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Claude ya estaba sentado en su silla mirando a sus alumnos, uno le había llamado la atención, era aquel de ojos carmesí, se había dado cuenta que lo miraba y como se le habían llenado de lagrimas esos ojos intensos.

El de ojos dorados mira su reloj que lleva en su mano izquierda, ya había pasado media hora.

-Pueden retirarse- dijo en voz alta, dedicándose a solo observar como ordenaban sus cosas.

Ya solo quedaba uno en la sala y era Sebastian, ya tenia todo listo pero siempre prefirió esperar a que todos se fueran para luego irse.

El azabache estaba apunto de cruzar la puerta, pero una mano en su hombro lo detuvo, era su profesor.

-¿Ocurre algo?- cuestiona a su superior.

-No, yo debería preguntar eso, hace un rato te vi con los ojos llorosos- responde el mayor sin filtro porque le gusta decir las cosas de forma directa.

-Eso no le importa.

-Si necesitas algo solo dime, o hablar con alguien dime y te consigo ayuda.
Sebastian solo se queda callado, hacen contacto visual por unos segundos y se retira.

Bien, como Sebastian miro la hora le daba un rato para caminar hasta el próximo paradero, aun que el colegio tenia uno al lado pero él no quería estar alrededor de tanta lacra, aparte la micro tardaba como media hora en pasar.

Mientras caminaba tenia sus recuerdos de cuando recibió la llamada, el funeral, ver el cuerpo inerte de aquella persona. Ya había llegado al paradero, decide mirar para ver si venia la micro, y si, la toma para poder irse a descansar a su casa o seguir sufriendo en silencio.

Kuroshitsuji La PueblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora