Capitulo dos.

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Capitulo dos.

El ruido de mis tacos chocando la acera mal echa era lo único que se escuchaba esa noche. James no había podido venir por mi, ¿por qué? Carola, su madre. Había querido que James vaya a cenar solo a su casa esta noche, siempre me descartaba a mi. Yo no existo para la señora Carola. Tan fría y arrogante, sarcastica. Con su pequeña cabeza y un cuerpo redondo, parecía un dibujo animado. Parecía adorable, pero dormía enroscada, cómo las vívoras.

Unas sonoras carcajadas inundaron el predio. Venian desde un callejón. Trate de apurarme, pero con estos tacos aguja era imposible. Me rompería un tobillo.

Sola, indefensa, y con una jaqueca terrible.

Sí, sola. Hace tres días asumí que estaba loca, ¿escuchar la voz de alguien? Pero por favor, al otro día de hablar con Kendall saque un turno para el psicólogo.

Indefensa; sí. No tenía nada para defenderme, quizá podría clavarle un taco en el ojo. Pero nada más.

Y una jaqueca terrible, en la oficina no pude ni sentarme, tengo el ruido del timbre del teléfono sonando dentro de mi cabeza.

- Pero miren lo qué tenemos aquí- una voz escalofríante habló a sus espaldas- una muñequita de clase alta. Quizás necesites compañía para esta noche...

No volteé, no quería morir. No ahora.

- Vamos, vamos, no te hagas la difícil, cariño.

Otra voz más, y más carcajadas.

Por el tono de cada voz pude saber que son cuatro.

- Bonito culo... Pero más bonito se verá en mi cama, montandome como a un caballo. Sí...- dijo otro de los muchachos.

- Es mía, Hendrick, alejate de ella.

Era otra voz. No exenta de arrogancia, pero fría.

-venceré mis miedos- me dije.

Me di la media vuelta mientras ellos se acercaban cada vez más.

- No me hagan daño... Tomen todo mi dinero, pero no me lastimen por favor.

Uno, el más alto de ellos, rio.

- ¿daño? Daño te haremos si eres virgen.

_____ entendió a que se referian, iban a violarla.

- Yo primero.

Dijo el de la argolla en la nariz.

Era alto, y rubio. Otro era moreno y bajo, el de al lado era blanco con un pelo negro hasta la nuca. Tatuajes adornaban su bella piel. Y el más alto de todos, llevaba una estrella tatuada al cuello. Y tenía la cabeza totalmente calva.

- Vaya vaya, Hendrick, Jacob, Matías y Ethan. ¿Nos volvemos a ver, chicos?

Una voz conocida habló a las espaldas de _____.

Por lo que ella pudo ver en la penumbra, era un hombre de pelo corto. Rubio oro, el color de sus ojos era indefinido. Llevaba una musculosa blanca suelta dejando ver sus brazos bien trabajados y con tatuajes. Era alto y esa voz... De algún lado la conocía. Tal vez era un ejecutivo de la empresa.

- Rino, tanto tiempo...- dijo uno de ellos.

Por lo visto, su apodo, era Rino. Vale, esto no se ve todos los dias.

- Dejen a la chica y no les haré absolutamente nada, ustedes me conocen, Berserkers, saben lo que soy capaz.

Rino, sonrio en la oscuridad.

- Vale Rino, no era nuestra intención meternos en tu territorio, y de los Demons. Vámonos ya, Berserkers.

Berserkers y Demons. Por lo que _____ sabía, los Berserkers eran vikingos luchadores. Y Demons significaba demonios. Seguramente era algún enfrentamientos de bandas.

- Gracias... ¿Rino, verdad?

La voz de ella sonaba temblorosa, parecía que sus largas y bronceadas piernas se iban a quebrar como palillos.

- Si pero no, de nada, ____. Nos vemos mañana.

La morena estaba confundida. ¿cómo sabia él su nombre? ¿cómo es eso de qué se verian mañana?

- ¿disculpa, cómo sabes mi nombre?

El chico se metió las manos en los bolsillos y lentamente se acercó a ella hasta quedar cara a cara. A _____ se le aceleró el corazón. Sus respiraciones chocaban, y a _____ le dieron ganas de pasar su lengua por los finos labios de su salvador. Sintió sus frías manos posarse en su cadera. Podia sentir la suavidad de el par de manos por abajo de la fina camisa de seda. Ella se estremeció.

- Se todo de tí, _____, se tu edad, se dónde trabajas, se de tu novio, James, por cierto... No me cae para nada bien. Porque te lo vuelvo a repetir...- los ojos de el muchacho tenían un brillo especial, y ahí fue cuando _____ se dió cuenta de el color de sus ojos, verde zafiro.- Tú, eres mia.

Y lo recordó, recordó esas palabras, recordó su voz, recordó su presencia.

- Kendall...-susurró la joven por lo bajo.

- Dios, suena tan excitante viniendo de esa carnosa boquita...- Kendall la miro, una mirada de fiera.

Y ahí fue cuando sus labios estaban a tan sólo milimetros. Cuando el se alejó de ella.

- Nos vemos mañana.- dijo él, dando la media vuelta, sin siquiera mirarla. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y se marchó. Desapareciendo en la oscuridad de la calle.

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Ángeles y Demonios|©|Kendall Schmidt|©|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora