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Era la hora de la cena y para Jennie todo iba de mal en peor, gran parte de lo que fue el tiempo de la cena la menor se quedó hundida en sus pensamientos con las mismas preguntas y sospechas. Su madre también se encontraba hundida en lo suyo en su celular, pero lamentablemente, pasó lo que Jennie más temía. Su madre bajó el celular de su vista, para así aclarar su garganta de una forma delicada para proceder a hablar.

―Jennie. ―Su tono fue cortante, se notaba que la madre estaba enojada con Jennie por alguna extraña razón.

―¿S-si?..

―¿Piensas que fui yo la que asesinó al presidente?

―Claro que no, ¿por qué lo preguntas? ―Su voz, la maldita voz. La voz de su madre era tan dura y firme, mientras que la de ella se escuchaba tan insegura. Ya se había hecho mierda, su madre estaba sospechando. Pero... ¿cómo a su madre le llegó esa duda si Jennie no dio ninguna señal sobre qué su madre quedaba como sospechosa?

―Bueno... La conversación que tuvimos hace poco cariño. ¿No la recuerdas?

―Claro que la recuerdo... Pero no, no quedas como sospechosa. ―Jennie pensó que había dicho bien, su voz sonó firme y estaba dispuesta a que después de decir eso se iría a dormir para no tocar más el tema. Pero, reaccionó y se lamentó de decir aquello.

―¡Lo sabía! ―Gritó su madre, su voz sonaba con orgullo, se notaba que estaba feliz por su descubrimiento.― ¡Eres una detective privada, y estás tratando de resolver el caso del presidente!

―¡Por supuesto que n-!

―No digas más, me preguntaras como lo supe, lo sé. Lo supe a través de mi trabajo, sabes que mi trabajo se basa en cosas sobre la naturaleza, entre las cosas naturales también están los hechizos y digamos que me comunicó con seres como brujos, duendes, espíritus, etc. Ellos me lo dijeron.

―¿Trabajas de eso? ―Preguntó― ¿No trabajabas como secretaria?

―O sea sí, pero mi segundo trabajo es ese. Jennie... Cuéntame qué sabes, para... ayudarte.

"Ayudarme" repitió Jennie en su mente, no entendía nada. Su madre nunca le había hablado sobre un trabajo con ese fin. Le resultaba sospechoso, pero lamentablemente ya no tenía vuelta atrás como para hacer como si nada.

―Está bien. ―Su madre la miraba con atención y a la vez con una sonrisa diabólica, esperando que Jennie hablará a pesar de que la madre ya supiera todo.― Sí, soy detective privada. ―Apenas terminó de decir lo que dijo, miró a su madre a los ojos con la ilusión de que está dijera algo, pero vio como su sonrisa diabólica se desvaneció, su madre gritaba por más información con tan solo sus ojos.

―¿Y?...

―¿Y qué?

―¿No me vas a contar más? ¿Como a quién le trabajas o cuantos misterios has resuelto?

―Esa es... Información privada. No puedo decirte eso y... con permiso, me iré a acostar. ―La menor no quiso decir eso, pero sus nervios la estaban consumiendo por donde se le hubiera mirado.

―Jennie, ven aquí. ―El mando de la madre fue rechazado, pues Jennie ya había dejado su taza de té en el lavaplatos para así dirigirse a la escalera y subir a su habitación.― Jennie, ¡JENNIE! ¡ERES UNA MALEDUCADA!

〝 addiction ; chaennie. 〞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora