dieciocho

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emma;


Algo en mi ventana irrumpe con la tranquilidad de la noche.

Como si alguien hubiera tirado una piedra contra esta.

Con todo el temor de mundo me levanté de mi cama y cuando estuve por abrir la cortina frene en seco.

¿Y si era el hee he?

Encima eran las tres y treinta dos de la mañana, en un minuto sería la hora del terror.

Un escalofrío invadió mi cuerpo.

El hee he no era real.

O eso me obligue a pensar

Decidida abrí la cortin de golpe.

—¿Joaquin?—Grite en un susurro, si mis papas se enteraban que estaba aca, me iban a ahorcar, literalmente—¿Qué hacés acá?—

—¿Me dejas entrar?¿o tengo que seguir esperando acá afuera?— contesto en el mismo tono que yo—Dale emma, que en cualquier momento me roban hasta el corazón—Siguió hablando—ahre que ya me lo robaste vos—

sonreí como una estupida.

—Voy a buscar las llaves de la puerta, anda para ahí, llegas a hacer un solo ruido—Dije señalándolo—y te mato—.

Busque las llaves y cuando las encontré le abrí la puerta.

—Pasa joa, dale—hablé apurandólo.

—¿Hola no?—Habló una vez que yo ya había terminado de cerrar la puerta.

—Hola,¿Qué haces acá?—

—¿No me vas a saludar?—Preguntó.

—Ya te dije hola Joaquin—

—Uh, dame un beso queres— dijo interrumpiéndome

Y cuando me quise dar cuenta ya tenía sus labios sobre los míos, de una manera única y tierna, al principio me quede helada, pero después de unos cuantos segundos pude amoldarme a su calido beso.

Joaquin últimamente estaba siendo una caja de pandora.

Quizás siempre lo había sido.

Pero yo nunca lo había notado

anxiety; seven kayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora