Capítulo 6. Soy un monstruo

195 6 0
                                    

Capítulo 6. Soy un monstruo

            Llegamos a una parte de la ciudad donde las calles eran más estrechas y oscuras y no me dí cuenta de que Vicky me había agarrado hasta que salieron unos chicos un poco más mayores que nosotras de un callejón y se dirigieron hacia nosotras. Yo les miré, aún furiosa. El cabecilla se acercó a nosotras con una sonrisa peligrosa en la cara y dijo:

            - “Pero bueno… ¿Qué hacéis unas chicas tan guapas por aquí? No solemos tener visitas tan agradables por este barrio normalmente…”

            Los otros le seguían y pronto nos rodearon. Yo estaba cada vez más furiosa y Vicky me agarraba con más fuerza el brazo. Su cara expresaba algo parecido al pánico. Yo sentía que me ardía el cuerpo. El cabecilla se acercó a mí y me acarició la cara con una mirada de avidez. Sentí un asco tremendo y le dije entre dientes que no se atreviera a tocarme y que quitara si asquerosa mano de mi cara. Vicky soltó un gemido de horror y me agarró con ambas manos. Él dijo al resto:

            - “La morena para mí, vosotros haced lo que queráis con la otra. Vamos a pasarlo bien, ¿a que sí, princesa?”

            El apelativo me sacudió como una red eléctrica y mis músculos se tensaron. Noté un agudo dolor en las encías superiores, pero no le dí importancia. La cara del chico cambió y reflejó algo parecido al desconcierto. Me sacaba casi una cabeza, pero en ese momento me sentí imponente y fuerte, mucho más fuerte de lo que había sido nunca. Toda la rabia se me acumuló y me cegó.

            Lo siguiente que recuerdo es que yo estaba de pie y todos los chicos estaban tumbados en el suelo con diversos moratones. El cabecilla estaba sentado con una mano en el cuello mirándome con una cara de pánico que yo jamás había visto en una persona. Dí un paso hacia él vacilante y él se levantó y salió corriendo. Me giré sin comprender y vi a Vicky acurrucada en el suelo sollozando.

            Pregunté que qué había pasado y me miró con cara de terror. Entonces lo comprendí. No sabía cómo, pero yo había acabado con la pandilla al completo. Saqué un espejo de mi bolso y me miré con una sensación de saber lo que me iba a encontrar. Vi mis ojos brillantes, mi boca de un reluciente rojo y separé los labios con un estremecimiento. Dos largos y puntiagudos colmillos resplandecían blancos como la leche en el rojo sangre que era mi boca. Me eché a temblar y el espejo se calló de mi mano.

            Miré a Vicky con una cara de terror comparable a la suya y negué con la cabeza. “No…” Entonces me derrumbé mientras el último de los chicos salía corriendo despavorido. Caí al suelo entre sollozos cubriéndome la cara con las manos. Todo lo que tenía acumulado salió de mí con esas lágrimas y noté cómo los colmillos se reducían hasta quedar como antes. Lloré con más fuerza aún y noté cómo un brazo me rodeaba.

            - “Hely, cariño, no llores… Si lo piensas, nos has salvado a las dos de ser unas muñecas a manos de esos imbéciles…”

            Yo solo podía negar con la cabeza y seguir llorando. Sé que Vicky llamó a un taxi y que al momento siguiente estábamos en su casa. Sin decir nada me dio una toalla y me guió a la ducha. Intenté ahogarme con el agua, pero no sirvió de nada. Me había convertido en un monstruo. Ya no sabía qué era ni qué demonios hacía. Podía haber matado a ese chico, le podía haber matado… Y encima le había mordido. Y lo peor de todo era que no me acordaba de nada de lo que había pasado. Solo quería ahogarme en la ducha.

            Cuando salí, mi amiga me dio un cuenco de sopa calentita y nos sentamos en el sofá. El silencio se iba espesando a medida que pasaban los segundos y llegó un punto en que no pude soportarlo más.

            - “Dí algo, por favor… Dilo, suéltalo, soy un monstruo…”

            - “Helena, por favor… No eres ningún monstruo… La verdad es que no acababa de creérmelo, pero ahora….casi que no me queda otro remedio.” Rió entre dientes.

            - “¿De qué demonios te ríes? Es horrible… ¡He mordido a ese chico! No me queda nada para convertirme en una asesina…”

            - “Jajajaja ¿Pero qué dices? Mi mejor amiga se está convirtiendo el un vampiro… Es rotundamente, terriblemente y tremendamente… ¡genial!”

            La miré como si estuviera loca.

            - “¿Pero qué dices? ¿Estás loca? ¿Te has asustado tanto que se te ha muerto el cerebro? ¡Tíaaaa! Vuelve, por favor.”

            - “Helena, es genial, ¿no lo entiendes? Ya no tendremos que temer de nada. Eres lo más poderoso que hay en la ciudad. Es maravilloso, se han roto los esquemas, deberían estudiarte… Pero no, tranquila, que no se lo voy a decir a nadie… Pero…una cosa, ¿estás viva? Osea, los vampiros se supone que tienen que morir antes de ser vampiros de verdad…”

            - “Sí, tía, estoy viva. Bien vivita… Que yo sepa aún no me han matado… Pero eso da igual, no puedo ir chupándole la sangre a todo el mundo… Y encima está lo de Jim… Me siento morir, le quiero como a mi vida… Y se ha atrevido a ponerme los cuernos con una puta rubia… Diosss… Y es que encima no debería cabrearme porque…porque yo también se los he puesto con el vampiro… Quizá sea mejor así y sacar a Jim de mi vida haya sido lo mejor ahora que soy un monstruo… Mis problemas forman una lista bastante larga…”

            - “Anda, deja de quejarte y vamos a ver una peli. Es la mejor forma de evadirse. Es un capullo, pero insultándole y quejándote no arreglas nada, solo sufrir más. Y el plan de peli es genial…sobre todo si la acompañas con una botellita que tengo para ocasiones especiales.”

            Sonriendo, sacó una botella de vodka blanco de un armario y no pude por menos que esbozar una sonrisa yo también. Qué bien me conocía. Nos pasamos la noche de risas borrachísimas y “viendo” la típica comedia americana.

            Cuando llegó la hora de dormir me dio una manta y me acomodé en el sofá. Me dormí inmediatamente y me pareció que habían pasado horas cuando una mano me despertó moviéndome bruscamente. 

El dueño de mi sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora