No podía creérmelo ¿Como se supone que pasó esto? Ahora mismo todo me daba vueltas, era incapaz de pensar con claridad. Cogí el libro con cuidado y me quedé mirando a la portada de cuero desgastada, con la mirada perdida. Abrí la primera página y allí estaba, esa "A" escrita en la esquina. Parecía que el mundo se burlaba de mí. Con rabia cerré el libro y bajé al salón.
Al entrar al salón allí estaba él, revisando con curiosidad todo. Sabía que se había dado cuenta de que estaba detrás de él, pero parecía no importarle, seguía abriendo armarios y cajones, sacando lo que contenían para observarlo.
-¿Qué se supone que estás haciendo?- me acerqué a Astaroth y le quité la espumadera que había sacado del cajón que estaba debajo del fregadero.
-Solo quiero observar mi nueva casa, me he pasado cerca de 300 años encerrado sin pisar el mundo mundano- sus ojos eran tan hermosos que no podía dejar de mirarlos- es impresionante lo mucho que a cambiado este mundo, ya no hay carruajes, ni velas por toda la casa y esta todo lleno de cosas extrañas.
-No puedes quedarte aquí, tienes que irte- me crucé de brazos y le miré muy sería, pero lo que hizo a continuación me pilló por sorpresa, se estaba riendo.
-No tienes ni el poder ni la fuerza suficiente para echarme-mientras reía podía ver su blancos dientes filosos asomándose entre los labios.
Sin decir nada más se acercó a una de las cajas y comenzó a husmear en ella. No se me ocurría que era lo que podía querer de esas cajas, lo único importante que encontré yo fue el libro y está claro que él sabía donde este se encontraba. De pronto sacó una chaqueta de cuero bastante antigua, con hebillas en las mangas a la altura del cuello y múltiples cremalleras distribuidas por las diferentes partes de la chaqueta. La cremallera principal de esta era mucho mas gruesa que la que normalmente tienen las chaquetas de cuero y desprendía un brillo plateado.
Astaroth desenpolvó la prenda y se la puso atándola.
- ¿Para qué te esta poniendo la chaqueta antigua de mi padre? Hace demasiado calor en esta casa, vas a asarte-
-Vámonos a algún lado, quiero ver lo que hay fuera- con paso tranquilo se dirigió a la puerta- ¿Qué se supone que hacéis los humanos ahora para divertiros-
Suspiré sabiendo que era inútil intentar discutir con él y me puse la chaqueta que siempre dejaba colgada en los colgadores de detrás de la puerta.
-Vámonos fuera a por el coche y te muestro lo que hacemos los humanos para divertirnos- dicho esto, Astaroth salió por la puerta y yo la cerré con llave.
Caminamos en silencio hasta el coche. Ninguno de los dos decía nada, estábamos atrapados y envueltos en un profundo silencio. La gente pasaba al lado de nosotros sin parar y para mi sorpresa nadie se giraba a verlo. Ya habia pasado por nuestro lado algun vecino del barrio saludándome, pero parecía que nadie se percataba de la presencia del pálido chico que se encontraba al lado mio.
-¿Confundida humana?- Esa pregunta me pillo por sorpresa y tan solo pude mirarle, sin contestar nada- Es normal que nadie sepa que estoy aquí, ellos solo podrán verme cuando yo lo desee-
Para cuando terminó de decir eso ya estábamos en frente del coche. Rebusqué en el bolsillo de mi chaqueta hasta dar con la llave que habría el deportivo negro. Viendo que Astaroth se encontraba bastante confundido le guíe hasta la puerta del copiloto y le abroché el cinturón. Cuando termine rodee el deportivo hasta la puerta del conductor e hice lo mismo.
-¿ y qué se supone que quieres ver del mundo "mundano"?- le pregunté sin apartar mis ojos de la carretera.
-Cualquier cosa medianamente interesante ¿Los humanos tenéis que divertiros con algo no? Es cierto que tenéis una esperanza de vida mínima, pero sois una especie tan arrogante que tenéis la necesidad de dejar huella en el mundo- al oír eso me giré un momento para ver a Astaroth, pero él no me estaba mirando.Tenía sus ojos puestos en la ventana y el brillo del sol hacia que los arboles y los distintos objetos de la carretera se reflejasen en sus ojos.
Seguí conduciendo alrededor de 15 minutos más y aparqué en frente de un edificio negro con un cartel de neón en el que se encontraban dos bolos cruzados.
-llegamos- respondí mientras tiraba de la palanca de freno y me soltaba el cinturón.
- ¿Qué se supone que es este sitio?-
-Lo sabrás en cuanto entremos, creo que te vas a divertir- le sonreí y entramos en el lugar.
Dentro era como todo el mundo se esperaría que fuese una bolera. No había demasiada luz, la verdad es que todo se veía oscuro y la única luz de la estancia provenía de las diferentes luces fluorescentes que estaban repartidas por todos los lados. No solo estaban las pista de bolos también había un par de billares, un futbolín,una barra de bebidas y algunas mesas para tomar algo. Nos acercamos a la mesa donde se encuentran las zapatillas de bolos para reservar una mesa y coger dos pares de zapatillas.
Mientras íbamos a la pista observe el resto de grupos y parejas que jugaban a los bolos en los carriles de al lado.
-¿Sabes jugar a esto?- me senté y empecé a ponerme las zapatillas.
- Claro que no sé como se juega con esta cosa- Astaroth tenía en sus manos una bola que, por el numero que tenía dibujado,pesaba alrededor de 10 kilos, pero él le daba vueltas como si fuese de plástico.
Me levanté para ponerme detrás del chico. Pasé mis brazos por debajo de los suyos y le dirigí los dedos a los tres agujeros de la pesada bola.
-Tienes que meter los dedos así y ponerte en frente de los bolos, pero sin pisar la línea que hay en el suelo- le iba explicando- coges impulso con la bola y la lanzas intentando tirar todos los bolos.
Me separé de Astaroth para sentarme en las sillas a observarle.Tal cómo le había dicho, echó el brazo hacia atrás para coger impulso y lanzó la bola. Para mi sorpresa consiguió tirar todos los bolos a la primera.
-Aprendes rápido- bromeé mientras me levantaba de mi asiento y cogía una bola.
- Es demasiado fácil, no supone ningún reto para mí y me aburro- él se había sentado al lado de la silla en la que había estado yo sentada.
Las horas se pasaron mucho mas rápido de lo que yo pensaba. Desde que había comenzado la partida en mi cabeza abrían pasado como una hora, pero al girar mi cabeza para mirar el reloj de pared que se encontraba al lado de una de las mesas de billar, me di cuenta de que habían pasado más de cuatro horas. La salida con Astaroth había resultado ser mucho más divertida de lo que yo me había imaginado en un primer momento, pero por desgracia teníamos que irnos. Mañana tenía instituto y debía madrugar.
Me levanté con pesadez del asiento, estirando mis puernas.
-Tenemos que irnos, ha sido suficiente por hoy- Astaroth dejó la bola junto con las demás y me miro.
-¿Vamos a irnos tan pronto a casa?- parecía entre decepcionado y aburrido.
- Mañana tengo que levantarme pronto, así que coge la chaqueta y vámonos.
Volvimos a hacer el recorrido que hicimos antes. Pasamos por las pistas, la mesa para dejar las zapatillas y pagar, las mesas, la barra,... Y por fin salimos.
En cuanto crucé la puerta un aire gélido y helador caló mis huesos hasta la medula. No era precisamente una noche cálida, tampoco pensaba que fuese a serlo, al fin y al cabo eran mediados de noviembre. Cuando me aseguré de que Astaroth se encontraba a mi lado, comencé a caminar calle arriba. No habían pasado ni dos minutos cuando sentí que los pasos que sonaban al las mio se habían detenido. Astaroth estaba quieto, con la mirada fija en la calle de en frente. Seguí su mirada hasta llegar a un hombre. Este estaba parado, recostado en la esquina de una de las paredes de lo que parecía ser un bloque de pisos o algo así. No era capaz de distinguirle la cara, estaba completamente vestido de negro, con una capucha que le cubría cada parte de la cabeza, hasta el pelo.
-¿Qué ocurre?- me acerqué a él, hasta estar a su misma distancia.
Astaroth giró su cabeza hacia mí, todavía serio y con el ceño fruncido.
-No nada, creía haber visto algo, pero no importa- Se dio la vuelta para comenzar a caminar de nuevo.- Vámonos ¿No habías dicho que era tarde?
Me quedé quieta mirándolo durante unos instantes, para luego seguirle el paso de camino a casa.
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Siento no haber estado muy activa últimamente. Entre los examenes y los trabajo he estado muy liada. Espero escribir mas de seguido a partir de ahora ❤
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El hechizo del demonio
Roman pour Adolescents- ¿Quién eres?- la voz me salía a duras penas y retrocedí algunos pasos con miedo. - Tú sabrás- respondió mientras sonreía- Eres tú quien me ha llamado. - Eso no es cierto, yo no te he llamado- le miré fijamente- así que ya puedes ir diciéndome com...