Pues, le cuento; resulta que metí este cuento a concurso el año pasado, pero nunca dieron respuesta, así que aquí se los comparto.
También desde la semana pasada entré a un taller de literatura y ha sido muy bonito :'3, así que espero poder traerles historias mejor hechas en un futuro x'd.
***********************************************************************************************
No me gusta la situación en la que me encuentro en este momento. Nunca pensé que las cosas terminarían así. Nunca pensé que las consecuencias podrían ser de esta magnitud.
Empezaré diciendo que mis padres pusieron el boleto de entrada en mis manos.
Era una entrada simple. Sólo contenía mi nombre, la fecha y la palabra "FERIA". Era incluso de un color amarillento, que sólo la hacía ver más simple e incluso antigua. Claro que en ese entonces, no tenía la más mínima idea de que la apariencia de la entrada no tenía absolutamente nada que ver con el lugar que representaba.
Mis padres me la dieron diciendo que ya tenía la edad para enfrentarme al mundo sola para verlo con mis propios ojos. Además, por supuesto, para divertirme un poco a mi manera.
Antes de irme, me entregaron una manzana y me dijeron que la cuidara bien, que no se la diera a nadie y que ni siquiera debía mostrarla.
Subí a un tren y me alejé. Me dirigí a ese misterioso parque de diversiones oculto en las montañas. Sin expectativas, sin esperar nada.
Era un lugar extraño para un parque de diversiones. Se encontraba justo en medio de dos montañas (no muy altas), cubiertas de nieve en los picos. Hacía mucho frío y el cielo parecía estar siempre gris. Sin embargo, a pesar de su apariencia, los juegos, puestos de comida e incluso las personas, se veían coloridas. Parecía un lugar feliz.
Lo primero que hice apenas entré, fue comerme mi manzana.
A lo lejos, pude notar como tres chicas me observaban y hablaban muy complacidas entre sí. Se acercaron para hablarme y me dijeron que me habían visto comer la manzana desde lejos. Luego de eso, comenzaron a conversar conmigo. Había hecho amigas más rápido de lo esperado. Decidí que haría el recorrido con ellas.
Intentaré describir el lugar: no había muchos juegos; una rueda de la fortuna, un carrusel, una montaña rusa y varios puestos; la mayoría se trataban sólo de juegos aburridos para ganar premios como peluches. Otros eran un poco más emocionantes. En uno de ellos había una chica en traje de bailarina con cuerdas atadas de sus extremidades al techo, como una marioneta; en otro, una persona en capucha contaba historias de terror. A pesar de que esta última era (a mí parecer) más interesante, la bailarina tenía más gente a su alrededor. Incluso mis amigas insistían en ir a apreciarla. No lo entendía. Ni siquiera bailaba como quería, sólo se movía según las cuerdas se lo indicaran. Se veía incluso triste. Pero parece que la belleza atrae a los demás, sea cual sea la forma en la que venga.
También había muchísimos hombres con máscaras, capas negras y en zancos de madera. Muchos de ellos intentaban cortejar a las jóvenes que pasaban. Intentaron cortejarnos a nosotras, pero éramos inteligentes. Si lograban atraerlas, se las llevaban detrás de los puestos de la feria, o rincones fuera de la vista de cualquier visitante. No volvimos a ver a ninguna de esas chicas.
Parejas de adolescentes se escondían en los rincones a besarse. Noté que todos ellos llevaban manzanas, como yo, e insistían unos a otros mostrarlas. A veces accedían e incluso se las comían entre los dos. En ocasiones incluso invitaban a otros que no tenían nada que ver con ellos a compartirla. Me alegré de haberme comido la mía antes de que cualquiera llegara a intentar quitármela.
