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Dormir en toda la noche fue algo imposible. Termino de aplicar maquillaje sobre mis moretones y camino hacia el closet para buscar ropa de trabajo.
Mi cuerpo sigue a dolorido y me cuesta un poco caminar, al sacarme la pijama la suave tela roza mi piel y eso hace que un escalofrío me recorra por todo el cuerpo.
Subo un poco la falda de tubo negra para nada llamativa meto dentro de está la camisa blanca a tono con mis tacones.

Una vez lista me miro de nuevo al espejo, tratando de hacer una sonrisa falsa la cual llevaría todo el día , de lo que me espera en la noche.

Ya se va a cumplir un año donde me oculto de la gente, ya no era la misma, antes solía estar segura conmigo misma, alegre y ahora todo se cayo en mil pedazos.

Bajo del elevador y saludo a la señora de recepción, ella es muy amable conmigo y dudo que no sepa sobre mis maltratos.
Es imposible no saberlo, trató de no gritar mucho cuando él me golpea, pero es inevitable, el dolor me traiciona.

Al llegar a la calle, con era de esperar en New York la gente camina apurada, puedo sentir los diferentes aromas y los gritos de las personas.
Antes amaba poder ser como ellos, poder ser libre. Tener una vida como una neuyorquina por ahora es algo imposible.

Después de ver el tráfico y ningún taxi vacío decidió ir caminando hacia el trabajo. Mantengo mi paso acelerado, ya era tarde y las reglas de esa empresa eran bien claras.
A caminar o mejor dicho correr unas quince cuadras, llego a un gran edificio.
Puedo ver a lo alto unas letras metálicas que decían "Bautista" no pude seguir observando por que mis pies me llevaban a la gran entrada, después de mostrarle una tarjeta de identificación a los grandes hombres de seguridad, me encontraba en una gran sala.

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Comenten que les parece y dejenme su estrellita 

Mi Jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora