4.

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No pude decir nada, él me seguía golpeando, me empujó hasta la cama y saco el libro que había comprado de mi bolsa.

Cameron: ¡Esta mierda te llena la cabeza de basura!  - dijo lanzandomelo a la cabeza.

Golpe tras golpe me empezó a desvestir, rompiendo la ropa de mi trabajo que tanto me había costado pagar.
Su furia, su irá, todo lo demostraba abusando de mi, sus embestidas producían un terrible dolor hasta en las más pequeñas células de todo mi cuerpo. Las lágrimas salían sin control y algunos gritos eran inevitables, pero las cachetadas callandome eran más de lo que podía soportar.

Podía sentir la sangre en mi entrepierna pero él no paraba, me estaba lastimando demasiado, a él no parecía importarle y de este modo siguió hasta las tres de la mañana.
Él se fue, pero me dejó peor de lo que ya estaba, apenas me recuperaba de lo de la noche pasada.
Caminé como pude hasta el baño, mirándome al espejo, solo pude ver a una chica lastimada, desnuda, mis huesos eran muy notables ya que no comía, la sangre cubría todas mis piernas.
Con muecas de dolor me agaché para recoger el libro, estaba un poco arruinado pero todavía servía.

(...)

Abrí los ojos, pude dormir menos de dos horas, pero ya era algo.
Me levantó de la cama y me dirijo hacia el baño nuevamente, abro el grifo de la regadera y me meto en ella, las gotas parecían piedras cayendo sobre mi piel, cuando terminó salgo y busco algo en mi armario, solamente tenía una blusa corta y algo vieja, a ver cómo la podía arreglar.

(...)

Al llegar a la grande empresa Bautista, bajo del taxi y camino hacia la entrada, igual que ayer había un montón de personas dentro, pero escuché una voz en particular y un olor varonil.

Mario: Señorita Emily.

Emily: Buenos días Señor Bautista
- dije girandome para verlo.

Mario: Venga por aquí, vamos a mí elevador donde no hay gente
- dijo tomando mi mano.

Lo seguí y efectivamente no había nadie, ni afuera, ni dentro, entramos al elevador y ví que puso el número de piso, pero también pude sentir su mirada hacia a mi, luego se dirigió hacia mis piernas.
Maldita sea, se me había olvidado ponerme la crema y maquillaje en los moretones de las piernas.

Mario: ¿Se lastimo de nuevo Señorita Thompson? - dijo con voz ronca

Emily: Si, algo - dije dándole una sonrisa falsa.

Cuando de repente el elevador paró.

Emily: ¿Qué pasó? ¿Se detuvo?
- dije extrañada.

Mario: Creo que si, no puede ser, tengo una reunión en quince minutos
- dijo haciendo su cabello hacia atrás en modo de desesperación.

Emily: Y yo no puedo llegar tarde
- dije preocupada

Estaba pensando en que tal y me despedía Harry y como si Mario hubiera leído mis pensamientos hablo.

Mario: Harry no te puede despedir, yo soy su jefe - dijo mirándome

Saco su teléfono, checó algo y lo volvió a meter a su bolsillo.

Mario: No tengo señal ¿Y tú?
- dijo preguntándome algo preocupado.

Saqué mi teléfono de mi bolsa, lo miré y tampoco tenía señal.

Emily: Tampoco tengo - dije viendo sus hermosos ojos.

Se acercó a mí y vio por un momento mis labios, después empezó a desabrochar mi camisa. Yo solo lo miré extrañada, una vez que la desabrochó, pude notar su cara horrorizada al ver mi cuerpo lleno de moretones.
Algo avergonzada volví a abrochar mi camisa. No quería que me despidiera, o que descubriera algo más.
No escuché nada de su parte, hasta que se tallo la cara y se acercó a mí.

Mario: ¿Quién?  - dijo mostrando en su rostro enojo y tristeza.

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2019 ⏰

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