El perro que llora de noche

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Nunca entendere el amor que mi esposa le tiene a los animales, sobre todo a los perros; no me cabe la menor duda cuando digo que si la pongo a elegir, entre los perros o yo ella dirá sin titubeo que me vaya a comprar un bulto de alimento y que no regrese nunca.
Yo por otra parte no soy tan fan de esos cuadrúpedos y ni por la cabeza me pasa la curiosidad de tener uno.
Es por mi desdén que no tenemos perros en nuestra casa; tenemos peces, hamsters y hasta un conejo en el patio pero no un perro.
Una noche en lo particular, el diluvio hacia sus estragos en horas nocturnas, la luz tenía decadencias de energías hasta que por fin la red eléctrica colapsó.
Esa noche, Ana y yo iríamos a dormir temprano, sin hijos que cuidar, no nos preocupamos de tener que tranquilizar a alguien por los truenos. La compañía del uno al otro bastaba para sentirnos seguros incluso nos sentíamos hasta cómodos con la fresca noche.
Apenas empezaba a consiliar el sueño cuando de fuera vino un ruido bastante fuera de lugar. Un llanto, pero no era un llanto de persona o de un niño, era el de un perro.
En mi mente rezaba para que Ana ya estuviera dormida y no se tocará el corazón con el cuadrúpedo.

- Amor, tenemos que ayudar al perro. Dice mi esposa.
- Es un perro de la calle, de seguro no es la primera vez que enfrenta una tormenta, sabra que hacer.
- Eres tan insensible.

Después te intercambiar varias palabras con mi mujer por fin acepté. Salí de la cama y me dirigí hacia la cocina por algún pan para llamar la atención del animal y así meterlo a la casa. Mientras; Ana improvisaria una cama en un rincon de la sala con trapos y ropa vieja.
Abrí la puerta con pan en mano y le grite al perro "Oye tonto; ven por esto"
El perro dudo un poco antes de acercarse y cuando empezó a dar pasos lo hacía lentamente. Yo sólo tenía mi brazo extendido con el pan desde la seguridad de mi casa.
Con cada paso que daba el animal, no dejaba de pensar en ese visitante nocturno que desidio ponerse a llorar justo enfrente de mi casa; ¿que abra sido la idea de aquel semejante al pararse a llorar aquí?".
Cuando el perro estaba a escasos metros de mi empeze a retroceder en la oscuridad de mi casa y ese visitante no deseado (al menos por mi) empezó a hacerse pasó junto conmigo a través del pasillo de entrada.
Llegamos hasta donde estaba mi esposa y yo avente el pan sobre la cama artesanal. Yo me aleje y el perro se acercó a comer el pan; donde mi esposa ya lo esperaba para comérselo a caricias y alagos.
Hay que resaltar que el animal se veia muy tranquilo, me daba miedo su tamaño ya que era algo grande y podría hacer destrozos dentro de mi hogar.
El perro sobre toda expectativa se arropo en las garras del piso y poco s poco empezó a quedarse dormido.
Ana y yo nos fuimos a dormir sin pensar más en el inquilino.
La lluvia se acentaba conforme me acomodaba en las cobijas y me tapaba abrazando a Ana está vez dispuesto a dormir y que nada perturbara mi sueño.
Poco duraron mis palabras cuando la sed empezó a molestarme.
La luz había regresado pero muy escasa. Las luces de las farolas de la calle se colaban por las ventanas de mi casa iluminando de una manera moribunda y pobre el lugar.
Me levanté sin incomodar mucho a Ana y fui a la cocina por un vaso de agua.
Con cada paso que daba notaba un ambiente pesado dentro de la casa.
Pero no le di importancia.
Antes de llegar a la cocina algo en la sala llamo mi atención.
Una silueta de un perro ergida en sus cuatro patas. Pensé que sería el perro que estaba listo para irse. Quise abrirle la puerta y darle el adiós pero cuando comenze a atravesar la sala para abrir la puerta principal.
Ese perro. Se levantó; en dos patas y se mantuvo vindome. Estático y sin hacer ruido alguno. De pronto esa cosa empezó a caminar hacia donde yo estaba pero; ya no parecía un perro de cerca se veia más como un hombre con cola y orejas picudas.
Se detuvo a escasos 2 metros de mi y en un perfecto español me dijo. "Quítate"
Me desmaye y desperté a la mañana siguiente con Ana preguntándome que había pasado. Yo sorprendido y aun escéptico de lo que pasó.
Le expliqué todo con lujo de detalle. Ella sólo se limitó a regañarme por inventar cosas.
Ya que se habían metido a robar a la casa o bueno, eso me dijo ella.
Cuando puse atención note que faltaban los adornos de la casa, pero no cualquier adorno, si no todos aquellas figuras religiosas, pinturas, oraciones, cruces en las paredes.
Me pareció raro ya que lo que normalmente se llevan los ladrones son las televisiones, consolas, caja fuerte y todos esos objetos estaban intactos.
¿porque cuento está historia?
Esta apuntó de llover, la noche ya callo en la residencia y afuera se oye un perro, que llora.

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