ESCORIA

*Dernière danse*

Nunca he conocido la infancia; no recuerdo en absoluto haber sido un niño. me veo siempre selvático y absorto, apartado y silencioso, sin ninguna sonrisa en la cara, sin un estallido de franca alegría. me veo pálido y atónito, abstraído y sin congeniar con nadie... o eso pensaba hasta que le conocí.

no tuve mas consuelo que el saber que el siempre estaría a mi lado fiel. Uno de los momentos más extraordinarios de toda mi vida fue cruzar nuestros ojos y quedarnos viendo por varios minutos. no solo fantaseaba en ellos, reflexionaba, meditaba, reedificaba e intentaba adivinar su pasado. todo de el era absolutamente sagrado para mi.

mi realidad ya estaba construida desde el momento en el que nací, mi familia era prestigiosa, mi sangre traía linaje desde tiempos remotos, obviamente terminaría dentro de este embrollo tarde o temprano, y no podía salir tan fácil como creía, tal vez nunca lo iba a ser. pero todo cambio dentro mio al verlo tirado ahí, ensangrentado, sucio, precioso. tenía 15 años cuando le encontré, la primera vez que cruzamos mirar, la primera vez que su voz ronca excitó mis oídos, la primera vez que estaba agitado, que estaba nervioso, que estaba enamorado: tal como te enamoras de un artista, de un pintor, de un escritor. Es instantáneo, una combinación de celos y deseo, una necesidad imperiosa. Deseaba cambiar por completo. Aquel día que había salido a pasear por el reino, mientras pasaba por los callejones y le vi, quise poseerle en ese instante. quería tener una razón, quería que me sonriera, quería luchar por él. Quería combatir con cualquiera que no estuviese de su lado, no era complicado. Al principio el amor nunca lo es.

Es entonces que decidí tomar posesión de él, le llevé al castillo y a pesar de que mis padres en ese entonces no estaban de acuerdo terminé obteniéndolo. poco después mis padres fueron asesinados, nadie supo quien fue el culpable, por lo que se rumoreaba eran asesinos profesionales, sin embargo, yo sabia perfectamente quien era el culpable. después de una riña  que obtuvimos mis padres y yo, mi precioso tesoro escondido me hizo el favor de acabar con ellos. No me arrepiento. eso quería en un principio. 

Me volví emperador como era de esperarse, mis asesores me aconsejaron entrenar a aquel desaliñado, sin dudarlo lo hice. lo entrene para ser el mejor y nadie mas que el mejor. antes de irse aquél platinado me acerqué y le miré a los ojos, sabía perfectamente que no le vería por un tiempo y es entonces que mi lujuria no se hizo esperar, y le besé para ver si así volvíamos. y le besé y posé mis labios en los suyos de modo que nuestras respiraciones se entremezclaron mientras que mis lagrimas se convirtieron en sal dentro de su piel, diciéndome que, en algún lugar, él sería parte de mi consciencia ingerida, tragada, vivida. Quise consumir mi alma y obligarlo a vivir. por eso le besé, por el hecho de tener miedo de perderle, de vivir sin él, por que se lo había prometido, para destrozarnos juntos y por eso mismo le besé.