#04

57 4 0
                                    

Sinceramente no sé a dónde ir. Me siento perdida, como si estuviese caminando por un laberinto sin salida. Camino y camino por los pasillos, intentando comenzar a familiarizarme con el lugar. Uno, dos, tres pasillos más, abro una puerta y veo un montón de mesas, varios chicos sentados en las sillas que las rodean tomando la merienda. Entro sintiéndome observada; sí muchachos, soy la nueva. Observo rápidamente las mesas, cada una de ellas. Siento mi cara calentarse, arder. Suspiro y me acerco a una mesa que tiene dos lugares libres.

–        Hum, ¿podría…? —señalo con la cabeza el lugar.

—     Oh, sí, claro —dice uno de los chicos— vos debes ser la nueva ¿no? —asiento.

—     Sólo les pido que no vuelvan a mencionarlo en vos alta. —intento reír pero solo sonrío leve.

Miro disimuladamente a las personas que están sentadas en la mesa. La mayoría debe tener la misma edad. Mi mirada se desvía a uno de los chicos que están sentados al lado mío; su pelo es de un color castaño claro, tiene ojos color azules y su piel es de un color aceitunado. Parece un surfista.

—     Mi nombre es Federico. —dice sacándome de mis pensamientos.

—     Un gusto —le sonrío— soy Isa. Isabella.

—     Un placer. —toma un sorbo de su gaseosa— ¿Y ya recorriste más o menos el lugar?

—     Estoy totalmente perdida —niego con la cabeza sonriendo— es muy grande, hay tantos lugares por recorrer.

—     Te puedo dar un tour. —sonríe mostrando sus dientes perfectos. Suprimo una risa.

—     No te conviene ir con Federico, no si no queres terminar en su cama a las dos de la mañana.

El que habla es un chico moreno. Su pelo está despeinado.

—     Yo soy Zayn. —finaliza.

—     No le hagas caso. —Fede toma un pequeño trozo de masita y se lo lleva a la boca. —vamos.

Se levanta de su silla y comienza a caminar; yo lo imito y lo sigo. Es más alto que Harry y más grande también. Parece un chico muy atlético. Nos dirigimos a la salida, Fede abre la puerta y me hace pasar primera.

—     Este lugar es muy particular. —Dice sonriendo— sí, es un internado, pero algunas veces podemos hacer lo que queramos.

—     ¿Pueden salir? O sea, ¿ir a su casa a visitar a sus padres y eso? —Federico suelta una carcajada.

—     Tenemos de todo acá, Spelbman desde un comienzo quiso que este lugar sea perfecto ya que muchos internos se escapaban. —Frunzo el ceño, él me mira— quiero decir, los sábados hacemos como una especie de boliche. A ese lugar lo llamamos “SUM” ahora en un momento lo vamos a ver. —Asiento— no hay ninguna razón por la cual salir de aquí, excepto que hay muchas prohibiciones, por ejemplo el sexo y el sobrepaso de alcohol, pero ya sabes, la mayoría no lo cumple y lo sigue haciendo. Eso se ve los sábados. —Mueve las manos y frunce el ceño.

—     Somos adolescentes, tenemos una vida y necesidades. —río leve.

—     Mientras que no lo hagas en público está todo bien.

—     Nunca dije que lo haría.

—     Nena, recién comienzas, repíteme lo mismo dentro de dos días.

Me paro en seco, él solo sigue caminando, sin virar la vista hacia mí.

—     ¡Nena tu abuela! —exclamo y puedo escuchar una risa leve de su parte.

Toxic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora