#03

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—     Algo ruda ¿no lo crees? —le pregunto a Harry mientras que nos dirigimos a mi futura habitación.

—     No es ruda, solo quiere que todo en el internado salga bien, ya sabes, seguridad y todo lo que eso conlleva. —hace un movimiento con sus manos.

—     Vos sos una especie de lacayo de ella ¿no? —frunzo el ceño mientras que lo miro.

—     ¿Lacayo? —Ríe— No, según ella soy una persona muy confiable…

—     Lacayo. —Afirmo mientras que sigo el camino, él me toma del brazo y me apoya contra la pared su antebrazo izquierdo en mi cuello y su mano derecha apoyada en la pared —no vuelvas a decir que soy su lacayo, ¿entendiste?

—      No me conoces, Harry. Puedo ser tu peor pesadilla. —alzo una ceja desafiante.

—     Conmigo a tu lado pensarás que estás viviendo una pesadilla. —me suelta— tenés valor. ¿Cuántos años tenés? —comienza a caminar de nuevo.

—     Diecisiete. —me ato el pelo en una colita de caballo— ¿vos?

—     Veinte.

Nos quedamos en silencio. No sé qué tema sacar para poder hablar y dudo que realmente tenga que hacerlo. Lo sigo en silencio.

—     Hace dos años que vengo a este internado.

—     Ah, ¿sí? ¿Y no te aburre? —frunzo los labios.

—     Te acostumbras con el tiempo.

Harry comienza a abrir el papel que le dio la directora hace unos minutos. Sus ojos se agrandan y yo me acerco a él para ver el papel. Lo único que veo es que tiene un número; 17.

—     ¿Qué pasa? —pregunto.

—     Es… mi habitación. —Frunce el ceño— ¿A dónde se supone que voy a dormir? —Harry desvía la mirada del papel hacia mí, como si yo fuese una adivina y tuviese la respuesta. —esto está mal. Acompañame a decirle a la señora Spelbman que se confundió.

—     ¿Yo? ¿Por qué? ¿Es mi culpa que la vieja tenga la mente en Japón? —Harry me toma del brazo fuertemente y me lleva a la rastra.

Retrocedemos el pasillo y medio que habíamos avanzado y volvemos al despacho de la directora. Harry roca dos veces y desde el otro lado se escucha la voz de ella.

—     ¿Sí?

—     Styles, señora.

—     Oh, pasa.

Harry pasa primero, yo lo sigo.

—     Se ha confundido señora —dice— acá dice que se tiene que hospedar en mi habitación. —le pasa el papel.

—     No hay ningún error, Harry. Verás, últimamente han ingresado muchos chicos nuevos, eso quiere decir menos habitaciones, y esto llegó a tal punto de que ya no quedan. —Harry abre la boca para decir algo— te pido por favor que aceptes esta propuesta. Hay dos camas en tu habitación, ¿verdad? —Harry asiente— bien, entonces no hay nada más que decir. Les pido que se retiren.

Definitivamente esta mujer me está cayendo mal.

Hacemos el mismo trayecto que hoy pero esta vez sin hablar. La maleta se resbala con el piso encerado. Llegamos a la puerta de la habitación y observo que Harry le frunce el ceño a las llaves.

—     Styles, no tenés que compartir la habitación si no queres… —comienzo a decir.

—     Y haber, decime, ¿Dónde vas a dormir? —dice con total ironía. Me gusta su espíritu.

—     Quizá en el techo. Los murciélagos deben ser mejor compañía que vos.

—     Espero que los disfrutes. —espeta poniendo los ojos en blanco. Me sonrío para mis adentros.

Abre la puerta y paso primera. Una vez que él pasa la cierra fuerte.

—     Bien—dice— esa es tu cama. —señala la que está al lado de la ventana.

—     ¿Y si hay un asesino afuera? —digo haciendo pucheros mientras que me acerco a él, coqueta.

—     Y, en ese caso, me va a dar tiempo para poder salir por la puerta y salvarme. —ríe.

—     Uf, gracias, que héroe. —digo con ironía.

Comienza a ordenar sus cosas y finalmente tengo tiempo para observarlo. Es lindo, es muy lindo. Pero es un idiota total, se creé el muy maduro, el muy listo. Me pregunto si podría ser otro más en mi lista.

Tan solo otro más.

                                                                       *

–  ¿Qué haces? —pregunta Harry.

Frunzo el ceño mirando a la cama. Toda mi ropa está ahí, desparramada por todas partes de la misma, resultado de la búsqueda de un short.

—     Hace calor y yo no pienso morirme por eso ¿Sabes? —doblo el short de jean en mis manos y agarro una remera corta negra que dice “rock and roll” en blanco.

—     Sí, hace calor, pero después ordená tu ropa. Por favor. —Ay, pero si es un cachorrito.

—     Está bien. —camino hacia el baño.

Tardo unos cinco minutos en cambiarme. Me mojo un poco la cara, me seco  y salgo. Me sorprendo cuando veo a Harry dado vuelta por lo que no puedo verlo de frente. Está sin su remera, su torso completamente desnudo, su espalda tensándose al ordenar mi ropa.

—     Te dije que la iba a ordenar después. —digo apoyándome en el marco de la puerta, me muerdo el labio inferior, disfrutando la vista.

—     Sé que no lo vas a hacer, Isa. —se da vuelta y me mira. Sonrío.

—     Dejame que te ayudo. —me acerco a él despacio. Se vuelve a dar vuelta y reanuda el trabajo. Me ubico a su izquierda y lo imito.

Intento hacer contacto corporal con él. Me muevo hacia su derecha pasando mi mano en su espalda. Él ríe.

—     No pienses que no sé lo que estás intentando hacer. —río.

—     Pero no te quejaste, es decir, que te gusta.

—     No, no me gusta. —oculta un atisbo de sonrisa, o eso creo.

Termina de doblar una última remera y sale de la habitación, dejándome sola con una gran sonrisa en el rostro.

***

Hoooola! ¿Cómo andan? Yo re bien ah re.

Coso, ustedes que opinan, ¿a Harry le gustará lo que Isa hace? Y si es que le gusta lo está re disimulando ah re.

Isa le tiene ganas leru leru ah re.

Bueeeno, me voy.

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Toxic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora