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Hogar dulce hogar.

Después de casi una hora de camino hasta las montañas por fin había llegado, Jungkook se mordía de ganas de hacer pipi, así que ahora estaba en su forma lobuna, detrás de un arbusto mirando con sus enormes ojos a su esposo quien no dejaba de reír. 

—No es gracioso. —Dijo saliendo a pasos torpes y caminando en dirección a casa, Jin había tomado su ropa del suelo y lo seguía muy de cerca, alerta, ningún lobo se acercaría a su manada, bueno... Era algo que no podía impedirle a sus suegras. 

Al entrar en la casa vio a Liu en cuatro patas llena de pelaje negro corriendo de un lado a otro, sus garritas hacía ruido en la madera. 

Los tres lobos cachorros al ver a su padre Omega entrando corrieron a él y se lanzaron a morder sus orejas, Jin rapidamente tuvo que apartarlos con cuidado, recordandoles que si eran demasiado juguetones podrían lastimar a su padre y a sus hermanos. 

Fue entonces cuando las dos lobas aparecieron, Jin trago saliva al ver a la Alfa grisasea, ni siquiera su padre le provocaba tal sumisión como lo hacía Yuri. 

—Hola... —Fue lo único que pudo mencionar. Era de mala educación para la familia Jeon permanecer en aquella forma humana, así que en un parpadeo Jin ya estaba en cuatro patas sacudiéndose la ropa de su lomo y caminando a saludar a la familia que hacía años no veía. 

—¡Jin! Mírate, eres todo un alfa hecho y derecho. —Le dijo Yonna moviendo el roba de un lado a otro y olfanteandolo. —Nos encanta se hayan mudando a las montañas,  queríamos a los cachorritos cerca de nosotros, los vimos cuando eran tan pequeños, ahora son enormes. 

—Muchas gracias... —Dijo él algo avergonzado pero feliz. 

—Manada de 8, ustedes no han perdido el tiempo.—Aquella voz aunque femenina era fuerte, decidida, no había ni  una pizca de inseguridad, esa voz resonaba en su mente. 

—¡Mamá! —Se quejo Jungkook. Yuri se había molestando mucho cuando su bebé omega había decido irse por el camino humano, para ellos eso era muy raro, venían de generaciones y generaciones de lobos, a diferencia de la familia de Jin que todos eran humanos y empresarios, con puestos muy altos en donde fuese que trabajaran. 

—Quiero decir... Estoy feliz de tenerlos aquí. 

Seokjin no quería decir algo que arruinara aquel momento, su esposo ya no estaba molesto pero tampoco quería desagradarles a sus suegras siempre había hecho de todo para tratar de ganarse su confianza y desde que había tenido a los gemelos las lobas se habían relajado bastante con él. 

—Muchas gracias por cuidar a los pequeños, mamá. —Le dijo Jungkook a Yoona. —Jin y yo estamos exhaustos, las veremos mañana. 

Después de una despedida un poco incomoda para el Alfa, la familia se quedo tranquila y sola, volviendo todos su estado humanos completamente desnudos. 

—Mamá te adora, Seokjin, quita ya esa cara.—Dijo el omega acercándose a él para limpiar sus mejillas con un poco de baba como si fuera un niño. 

—No es eso, algo me dice que no debería ir a trabajar mañana,ya sabes es un mal presentimiento de Alfa.—Jungkook alzo una ceja ante aquellas palabras, después de todo lo que habían pasado aquella mañana tampoco tenía ganas de que su esposo se fuera al trabajo, prefería tenerlo en casa un tiempo. 

—¿Por qué no te reportas como enfermo? 

—No puedo hacer eso mi amor, ya he pedido demasiados días por lo de la mudanza y pediré más para cuidarte a ti y a los cachorros cuando llegue el momento de tenerlos en nuestros brazos, todo eso me ha estado restando puntos en el hospital, no creo que me den el ascenso. —El alfa soltó un suspiro muy largo mientras terminaban de arropar a sus cachorros que ya estaban en el quinto sueño. 

Jungkook no pudo evitar sentirse un poco culpable. 

—Seguro que mañana te irá muy bien, cariño, debes ignorar todos esos malos presentimientos y pensar positivo. 

A Jin lo le daba más remedio que sonreír y asentir para su esposo, no tenía ninguna intensión de preocuparle en su actual estado. Ambos se fueron de la mano a su habitación muy listo para dormir. 

—¿Me darás muchos besos de buena suerte esta noche? —Dijo el castaño mientras quitaban las cobijas y se metían en ellas acomodándolas de tal forma que parecía un mini nido. 

—Todos los que quieras, precioso. 

Manual para Alfas desesperados.  - [ Jinkook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora