PUPPET II |PARTE 2

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Había pasado la mayor parte del día sola en casa, viendo series, comiendo algunas chucherias y leyendo revistas donde en la portada aprecía con letras blancas, grandes y cursivas el nombre del doctor Jeon Jungkook. Pero lo que me extrañaba es que aquellas revistas eran de hace algunos años atras y no habían actuales.

Solté un suspiro y me dejé caer en el sillon mientras pasaba de una serie a otra rápidamente con el control remoto, eran casi las diez y media de la noche y la cena que había preparado para ambos, ya estaba helada. resignada a seguir esperando, me puse suavemente en pié y me dirigí sin mas a mi habitación, tomé la sudadera gris del doctor Jeon y me la coloqué para cubrirme un poco del frio antes de acomodarme entre las sábanas dispuesta a dormir.

—Ni siquiera tengo un celular — dije empezando a preocuparme el hecho de que el doctor jeon no hubiera llegado aún.

Pronto la noche me cubrió de su obscuridad y el sueño se empezó a apoderar de mi cuerpo hasta lograrlo, poco más de las dos de la mañana escuché ruidos en la sala de estar.
No pude evitar prestarle atención dado que eso había hecho que me despertara de golpe.

Se escuchaba el tintineo de unas llaves golpeando entre si y rápidamente imaginé que se trataría del Doctor Jeon, me levanté de la cama y caminé despacio por el pasillo pero la risa pequeña y casi susurrada de una mujer me detuvo en seco. Intenté captar el sonido nuevamente pero fue en vano y pensé que tal vez era producto de mi imaginación así que segui caminando hacia la sala de estar y al captar lo que estaba pasando, no supe que hacer ni que decir.

—¿Quién es ella ? espera... Estas? — dijo la mujer debajo del fornido cuerpo del Doctor Jeon. De inmediato se levantó y se puso nuevamente la camisa, mis ojos no sabían hacia donde dirigirse porque donde quiera que mirase todo era sumamente sexual.

—¡No! — negó rápidamente — ella es... Es mi hermana.— Ella sonrió, mis cejas se arquearon cuando se levantó semidesnuda y trató de tomar mi mano para saludarme.

—¡Qué pequeña! — dijo casi en un chillido y sentí que se trataba mas de una burla que de un alago dado que la muchacha era sumamente más alta que yo. —¿como te llamas? — seguía sacudiendo mi mano de arriba a abajo mientras que sus ojos muy abiertos y con sonrisa amplia se dirigía a mí.

— Irene... es su nombre.— habló el Doctor Jeon desde atrás, con una expresión de preocupación y vergüenza. En su cara se podía ver sus mejillas coloradas a pesar de la poca luz que había. — Creo que es mejor que vuelvas a tu... Pediré un taxi. — le dijo a la muchacha.

Ella rápidamente caminó hasta él y como una gata ronroneante acarició sus pectorales y mordió su cuello.

—Pensé que me quedaría esta noche contigo. — dijo con voz lastimera.

—No hagas eso, mi hermana esta aquí. Es inapropiado.— intentó safarce de sus delgados brazos bronceados.

—Oh no, no. — contradije rápidamente. No quería que por mi culpa el doctor Jeon no pudiera disfrutar de su noche con quien sea que fuera — Yo solo iré a dormir, ustedes pueden... Seguir en los suyo.

Finalmente volví a mi habitación antes de que alguno de los dos dijera algo, me recosté sobre la cama y cerré los ojos intentando concebir el sueño intentando no pensar en lo que podria estar pasando a unos pocos metro de mi.

—Melody acaba de irse.— escuché la voz del doctor Jeon y mis ojos se abrieron de par en par tardando en poder reconocerlo debido a la oscuridad de mi habitación.

Podía ver su silueta en el umbral de la puerta apoyado solamente de su hombro izquierdo, sus manos en los bolsillos de sus pantalones ya con camisa abotonada y remangada, pero con el cabello revuelto aún. Así se mantuvo por unos minutos para luego pasar y sentarse junto a mi en la orilla de la cama.

Y vi sus ojos sumidos en la pena.

—No queria que pasaras por esto, realmente lo siento. — habló casi en un susurro, aun con las manos dentro de los bolsillos.

Ya conocía esa manía.

—Doctor Jeon yo... — no supe que decir, no tenía nada que acotar, el estaba ayudandome, yo estaba quedandome en su casa. — solo soy su paciente. — exprese finalmente mientras tomé una de sus manos frías como la nieve.

Deslizó sus ojos desde los mios hasta ese pequeño gesto y soltó una pequeña sonrisa antes de poder decir algo que rompiera el silencio que nos rodeaba.

— Un doctor debe ser profesional.— concluyó y soltó mi mano para luego levantarse de la cama —debes dormir,  es muy tarde.— me acomode un poco más y él puso unas mantas sobre mí. Ya no sonreía, podía ver que su semblante había cambiado un poco y la mandíbula se le marcaba con mucha mas fuerza.

—Buenas noches.— dijo antes de abandonar mi habitación, no hice preguntas, tampoco respondí, solo dejé que se marchara y descansara. Tal vez si le había molestado que interrumpiera un momento que no debía haber interrumpido, tal vez se lo estaba pensando, tal vez no sabía como decírmelo.

Sentía mi corazón palpitar a mil, había empezado a hacerme ideas en la cabeza y creía saber que eran ciertas. Estaba recuperada casi por completo así que no habría ningún motivo por el cual quedarme, pero tenía terror ¿que haría afuera? ¿que haría cuando el doctor Jeon me de una patada en el trasero y me eche de bruces al mundo real? ¡No tenía ni siquiera memoria!

Empezaba a aterrarme, daba vueltas en la cama ahora sin poder conciliar el sueño si quiera. Me daba mucho miedo porque había algo más, pero no podia decirlo, no quería ser más una molestia para el doctor Jeon, suficiente tenía con mi pérdida de memoria y dificultad para moverme por mi misma.

Sólo esperaría a que esto pasara.
Aunque me aterraba enfrentarlo sola.

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