Capitulo I

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- Si no llegas a recoger por lo menos dos cestos de trigo te ira muy mal jovencita - grito desde afuera mi abuela, bueno en realidad a ella le gusta que le diga madre, pero nunca podré hacerlo, ¿qué? ¿Porque grita? Bueno la razón es simple, primero: como siempre, me despierto muy tarde y a ella no le gusta eso, segundo es época de cosecha en los campos de siembra, la temporada pasada llegue de ultimo cuando las demás muchachas se habían llevado la mejor parte y regrese solo con medio cesto, la abuela se enfadó tanto que no me dirigió la palabra hasta el día siguiente.

Rápidamente me vestí me coloque mi pañuelo y delantal, tome el cesto y salí de la cabaña. Realmente no apresure el paso, me encanta admirar el paisaje desde la cima, es la época de otoño y las hojas caen bailando sobre mí, el camino tiene tonalidades entre naranja y café y el sonido de las ramas cuando se quiebran realmente me encanta

Cuando llegué al campo la mayoría aún no había comenzado, es más, ni habían llegado – ¿y para esto me hizo madrugar? -  dije mientras soplaba mi flequillo, no le tome importancia y me acomode para empezar a recoger las espigas de trigo, justo en ese momento un cuervo se posó a mi lado y sonreí con nostalgia, mi mente viajo a cuando tenía diez años, junto con mi mejor amiga Milk solíamos correr a las aves cuando su madre y mi abuela solían venir al campo...

-Bulma! – oí gritar a Lázuli

- ¿que?

- ¿qué rayos estás viendo?

-Al cuervo que esta aqu...- se había ido, igual que milk, gracias a que a su madre la acusaban falsamente decidieron huir cuando se enteraron, no sé bien a donde, no sé si volverá, solo sé que aun la extraño...

- ¿y piensas seguir así todo el día? – y vi esa sonrisa de burla en ella

- realmente ya terminé, con permiso- no quería seguir junto con ella, no lo mal interpreten ella es muy buena persona, pero a veces su actitud indiferente me molesta, ella sabe que aún me duele y piensa que ya lo eh superado.
Aunque la abuela se enoje solo llevare un cesto, solo quiero estar sola y se cuál es el sitio perfecto: la punta de aquel árbol torcido junto al risco, la vista perfecta en otoño e invierno, todo el valle alumbrado por los rayos del sol, la suave brisa y el cantar de las aves es una combinación perfecta. Saque de mi delantal el libreto que suelo leer en mi tiempo libre, fue un obsequio por parte de la hermana de la abuela por mis dieciocho primaveras.

- Bulma!, jovencita se dónde estas y más vale que bajes ahora mismo-

- Demonios! - No sé porque le comenté a la abuela sobre este sitio... para empezar ¿cómo subió la colina?

- Ultima vez que lo digo! –

- ya estoy acá abuela, no hay porque gritar – baje y me acerque con cautela para esperar su reacción, que afortunadamente solo se cruzó de brazos y relajo su ceño

- sabes que debes estar presente para la ceremonia de Lázuli, tú serás su matrona, para eso has estado aprendiendo todo este tiempo, o lo has olvidado ya?

- No abuela, lo sé perfectamente, es solo que, las ceremonias para las uniones son muy cansadas de por sí, y ahora tendré que estar de pie esperando que sellen la unión en todos los sentidos, luego a la parte de la "celebración" para finalmente poder ir de regreso a la cabaña a dormir

- pues vete acostumbrando por que tarde o temprano tu tendrás que hacerlo, de hecho... - 

-NO! - la interrumpí, sabia por el rumbo al que iba pues es una tradición en la aldea cumplir diecisiete primaveras y unirse para la eternidad, pero yo simplemente no quería eso para mi vida, y si era necesario me quedaría sola al igual que la hermana de la abuela

- Si ya sabes el final del tema te aconsejo ir a deshacerte de esos harapos e ir con Lázuli en este momento, recuerda que la ceremonia es ocultándose el sol, aun tienes media tarde, pero apresúrate –

Solo me limite a sonreír e irme a la cabaña dejando sola a la abuela pues sabía que se dirigía a los rumbos desconocidos de los cuales siempre me advirtió. Cuando llegue me quite mi vestimenta y cepille mi cabello, aunque realmente me ayuda el hecho de que sea lacio, por lo que no tiende a hacerse nudos de los que requieran mucho trabajo. El vestido blanco y las sandalias marrón, era lo más "decente" con lo que contaba y realmente poco me importaba.
Cuando volví a salir ya se veía movimiento cerca de la choza de Lázuli, ¿pues como no?, somos pocas  las mujeres de la aldea y es motivo de celebración la unión de cada una.

- PanVBdora

Salem [vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora