Anya se había quedado toda la mañana observando el bosque, siendo parte de él. Los humanos no pasaban tan seguido por ahí, la mayoría de los animales invernaban, nadie parecía necesitar su ayuda en aquel momento así que decidió buscar un espacio para ir a practicar.
Tenía poco de haber llegado a la ciudad, junto a su hermana habían escapado de aquel encarcelamiento al que antes llamaba hogar. Jamás pensó que eso pudiera pasar, incluso por las mañanas despierta asustada con la idea de seguir en aquel lugar.
Dio vueltas por las calles hasta que encontró un espacio vacío, tardó horas limpiándolo, dejando todo despejado para que ella pudiera moverse.Al parecer no había sido utilizado en un largo tiempo. Se aseguró de estar sola en aquel lugar, no quería causar problemas.
Después de haberse asegurado se acomodó en el piso estirando. Pensó en preguntar sobre el lugar y conseguir una barra pero eso lo dejaría para otro momento. Recogió su cabello y aunque no llevaba la ropa habitual, no la necesitaba. Se puso las zapatillas y siguió calentando. Empezó con el adagio, en movimientos lentos y elegantes. Tras verse sumergida en la danza comenzó a cantar. La melodía salía a la par de sus pisadas, ayudándola con la coordinación. Se detuvo lo suficiente para fortalecer los pies, estirándolos hasta que quedaron alineados con sus piernas. Se dejo llevar por la melodía que salía de sus labios, haciendo plies y relevés. Se olvido por completo del lugar en donde estaba y se dejó llevar por el ritmo, como siempre lo hacia.
Sin darse cuenta abrió un portal y ahora estaba en lo profundo del bosque, siendo una más de ellos.
Para aquel momento la melodía que emanaba de si había llegado a la mitad, aquí era cuando solía tocar a la planta o animal y saber que le sucedía. Aquel toque emanaba un destello de luz, tan pequeño que era muy difícil que se viera, incluso en la noche, pero si te fijabas bien podía verse.
Se perdió dentro del árbol, vio todo lo que sentía, era un árbol joven. Sintió la presencia de un elfo, pero no era actual. A su mente llego la imagen de aquel ser ayudando al árbol a salir, recuerdo dado que causó en la joven una sonrisa, detuvo el canto lo suficiente para reír y luego seguir. No se reía porque aquello fuera gracioso, estaba conectada al árbol de tan forma que sentía lo mismo, expresiones diferentes para ambos pero que en ella daban aquel resultado. Se sintió llena de vida y aquello sólo la hizo cantar aún más fuerte.
Había pasado la mayoría de los días sin ninguna interrupción, dejo de ser cuidadosa cuando aquello sólo le quitaba energía que no era necesaria. No se había camuflajeado como debería haberlo hecho. No esperaba la visita de nadie.
Estaba conectada al árbol, si lo cortaban en aquel momento sentiría el dolor, como si desprendieran de ella una pierna. Por supuesto no escucho el sonido de las pisadas sin cuidado, tampoco sintió la presencia de nadie más, solo era ella y el árbol danzando por el mismo como si estuviera flotando.
Un destello la hizo volver en sí, no dejó de cantar pero se puso alerta. Se alarmó cuando todo en ella le decía que había alguien ahí, se apresuró a llegar a la parte del tronco de aquel árbol y se pego a el lo más que pudo. Trató de tranquilizarse mientras se reprochaba su descuido a si misma.
Respiro hondo y cuando aclaró su mente lo vio, no se atrevió a moverse pero sus ojos estaba fijos en los de él, sentía que ambos estaban alerta, sin atreverse a hablar movió su mano con cuidado dispuesta a abrir un portal rápidamente si aquello le fuera necesario.
Pero era demasiado tarde, también él la había visto.
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Nymphe
FantascienzaDe niños crecimos con cuentos de hadas, en su momento todos pensamos que eran reales y aquellas criaturas que habitaban en los bosques o en lugares remotos existían, pero con el paso del tiempo dejamos de creer en ellos por diferentes circunstancias...