*Capítulo 4*

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Ya era un nuevo día y el sol que lo anunciaba indicaba que haría calor. Esto, para el "The Prince", era una muy buena noticia. Sus clientes incrementaban notablemente en días calurosos, esto se daba mucho en el horario de la tarde. Pero en estos días en los que las mujeres iban con poca ropa, pues claro que por el calor, eran los favoritos de Sanji. Lo malo, el puñal en el corazón para el rubio, era que hoy no iría a su trabajo. Tenía algo que resolver o acomodar, cómo quisieran decirle. Después de todo, ¿Cómo acomodan a un tigre?.

El rubio se levantó de su cama con pereza y molesto, ya sabía que hoy tendría que quedarse. Entre suspiros decidió darse un baño, bajó a la cocina y comenzó a preparar el desayuno. Su vista no pudo evitar el desviarse hacia el sofá, llevándose otro buen susto. Aquel tigre estaba frente a él, muy cerca para su gusto, observándolo con suma atención. Estuvo a punto de golpearlo, pero el susto no se lo permitió.

- ¡Estúpido tigre! ¿Qué manera de saludar es esa? ¡Aléjate! -.

- Si te saludara como lo hacíamos en el zoológico, no podrías con ello, cejas -.

Tras decir aquello con una sonrisa que dejó ver sus colmillos, dejó al contrario con la boca abierta al ser sus palabras interrumpidas por su culpa. Decidió dejarlo pasar para continuar cocinando, que era más importante que prestarle atención a un humano con fetiches felinos. Pero lo que no le cuadraba era que había cambiado bastante rápido; la noche anterior ni siquiera se le acercaba y ahora lo tenía encima de repente. Desde ayer su cabeza estaba dando miles y miles de vueltas, tantas que ya ni sabía qué hacer, odiaba esto. Una sola vez en su vida le sucedió... Y no quería volver a vivirlo.

- Tal vez quiere engañarme para cenarme -.

Murmuró para sí mismo llevando una mano a su boca como señal de sorpresa, volviendo a mirarlo de reojo. Esta vez estaba tranquilo, sentado en el sofá con sus piernas como las de un indio, con su mirada corriendo de un lado a otro por las cosas desconocidas frente a él. El sofá ya era más que conocido para él, por lo que podía ver.

A los pocos minutos el desayuno ya estaba en la mesa, emanando aquel delicioso aroma que despertó al animal de su siesta con sus glándulas salivales trabajando al máximo. No babeaba, pero estaba a punto. Cuando se reincorporó observó que había un plato repleto de carne, tal vez igual a la que había comido la noche anterior, y luego algo que no logró reconocer pero que se veía bastante bien.

- Ven, desayuna -.

Le indicó que se sentara en una de las sillas que estaban alrededor de la mesa, haciendo él lo mismo. Estaban en los mismos lugares que la noche anterior, frente a frente. Ninguno dudó en comenzar a comer, pero la vista del felino se encontraba en el plato del contrario, era algo que nunca había visto y su curiosidad lo mataba. Sanji se dio cuenta de esto, como no, podía incluso sentirlo.

- ¿Quieres probar? -.

Le preguntó entre el silencio incómodo que se había formado, obteniendo una respuesta positiva pero solo con un movimiento de cabeza. Le extendió el plato para ver si le quedaba algo de lo que la noche anterior le había enseñado respecto al tenedor, pero no fue así, quiso tomar aquellas tortillas de huevo con sus manos, pero el rubio lo detuvo antes de que lo hiciera, por suerte.

- ¡Oye! No hagas eso, usa el tenedor -.

- Olvídalo, ya no quiero -.

Un pesado suspiro se escuchó de parte de Sanji ante eso, parecía un niño antes que un animal salvaje o lo que fuera. Tomó su tenedor para pinchar una de aquellas amarillas tortillas y elevó su brazo hacia adelante, llamando su atención con un simple "Oye, tigre". Cuando sus miradas se cruzaron, Sanji fue el primero en hablar.

- ¿Tampoco sabes de esto? Abre tu boca -.

Tal vez porque de verdad no sabía qué estaba haciendo, el tigre no quiso hacerlo en un principio, pero luego lo hizo y puede que solo por la tortilla. Pudo ver sus dientes mejor que antes y también pudo ver una expresión menos amenazadora, un poco más sumisa. Sanji extendió su brazo un poco más, alimentando al animal salvaje de esa forma.

- ¿Qué tal? ¿Te gusta? -.

- Está bueno... -.

Una estúpida sonrisa se formó en el rostro del rubio al ver aquel leve sonrojo en sus mejillas, tal vez por el sabor o porque acababa de ser alimentado como a un bebé, pero esta última opción era muy poco probable puesto que no tenía idea de lo que había echo cuando extendió su brazo con el tenedor en su mano.

- Claro que lo está, idiota. Toma, come otro -.

Se sentía bastante enternecido en ese momento, al verlo de esa forma, recibiendo su comida como si de un bebé se tratase. No se quejaba. Cada vez que Sanji extendía su mano hacia el contrario, este abría su boca para recibir aquel alimento amarillo y suave.

- ¿No es muy pesado? El huevo. Pensé que los animales no comían estas cosas -.

- Los salvajes no lo hacen. Pero hoy es una excepción -.

Esta vez no fue solo una sonrisa la que se mostró en el rostro del rubio, sino que una carcajada se le escapó. El contrario se sorprendió y sonrojó, desviando su mirada rápidamente.

- Oh, no, no te avergüences. Si te gusta lo que cocino está bien. Podrás pedirme lo que quieras mientras no sea mi propia carne, sabes -.

- Nadie querría comer algo tan feo como tú -.

- ¿Siempre arruinas el ambiente de esa manera? Mejor sigue comiendo, tigre -.

Fueron las palabras del rubio antes que comenzara a alimentar nuevamente a la bestia, apreciando cada detalle cuando se le presentaba la oportunidad. En su vida había tenido la posibilidad de tener a un tigre tan cerca, o un humano con cola y orejas, no sabía exactamente cómo definirlo.

Cuando los platos de ambos quedaron vacíos, el que sí era un humano puro, levantó los mismos para lavarlos sin apuro alguno. Estaba tan acostumbrado a lavarlos que no era un trabajo pesado, sino que hasta había llegado a disfrutarlo. Tarareaba una que otra canción en un volumen bajo, observando de reojo al animal limpiándose por sí mismo con su lengua y una de sus patas.

Estaba curioso respecto a cómo marcharía su vida desde ese momento. Estaría viviendo con un animal salvaje que podía transformarse en humano, aunque con orejas y cola, y no era algo que podías ver todos los días.

Mucho menos tenerlo tan cerca y que se comporten de aquella amable forma, enloqueciendo al rubio quien comenzaba a resignarse a la idea de buscar una pronta solución.

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¡Heso! Gracias por continuar apoyando este fic ;u;

Abro este pequeño paréntesis para informarles que este es el último capítulo publicado en mi anterior cuenta, por lo que a partir del capitulo cinco la historia comenzará a tomar sus riendas como se debe éwè.

¡Muchas gracias por leer! Nos vemos en el próximo capítulo✋.

Conviviendo con un Animal (SanZo) [RESUBIDA]Where stories live. Discover now