Capítulo 18: Seamos amigos

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Bien.

Sesshomaru me tiene bastante hostigada con sus métodos de reconquistar mi amor, pero al parecer él no entiende que no es mi amor lo que debe reconquistar, eso sigue intacto porque a pesar de su traición sigo enamorada de él como la mayor de las idiotas. Lo que debe reconquistar es mi confianza. Esa que perdió por idiota, maldito Sesshomaru, maldita Kagura y maldita Sara. Ellas estúpidas de mierda.

Esta semana ha sido muy ajetreada y tengo un cansancio muy fuerte, mañana posiblemente vuelva Ayumi y eso me alegra. El departamento sin su dulzura es muy frío y callado. En cuanto a la relación con Hiten, no ha pasado nada luego de ese beso que Sesshomaru interrumpió. Él se ha comportado como un verdadero caballero. Eso me ha sorprendido, ya que trataba antes de usar cualquier método para tenerme. Me alegra tener un amigo con el cual hablar, él es muy especial.

Con un bostezo me levanto colgando mi cartera en mi hombro y tallando con la palma de mis manos mis ojos. Estoy muy cansada, tanto que el único pensamiento que tengo es esa preciosa cama que me espera. Sí, mi cama en mis pensamientos se ve riquísima.

—Rin, te buscan—la voz preocupada de Yuka me hace despertar un poco. Levanto la vista y la veo un tanto inquieta, eso me pone en alerta.

—¿Quién?—ella me regala una incómoda sonrisa antes de hacerme señas.

Sesshomaru.

Él se encuentra tan guapo como siempre. Me está mirando y mantiene las manos en los bolsillos de su pantalón. Lamo mis labios algo nerviosa y miro a Yuka.

—Puedo decirle que se largue—niego y le regalo una sonrisa para que se tranquilice.

—No, igual tenemos que hablar. Tengo que dejarle algunos puntos en claro a ese idiota, gracias por preocuparte—ella me abraza.

—Ve con cuidado---besa mi mejilla y se aleja. Con un suspiro me acerco a Sesshomaru.

—¿Qué haces aquí?—esa es la pregunta que deja mis labios en cuento me acerco. Sesshomaru no parece sorprendido de mi ceño fruncido y mi expresión seria, ya va comprendiendo que su presencia no me es precisamente grata.

Y lo que más me molesta es que mi corazón sigue palpitando en cuento lo ve. Es difícil mostrarme indiferente cuando lo tengo cerca, es difícil controlar tus emociones cuando la persona que las alborota esta justo frente a ti. ¿Nunca les ha pasado? Sentir esas increíbles ganas de mandar todo a la mierda y simplemente olvidar, olvidar lo que hizo, olvidar que te dañó. Gracias a que tengo bien clavado la voz de Kagura y su sonrisa mientras me mostraba lo infiel que me había sido Sesshomaru. Y eso no es todo, tengo muy profundamente clavado su voz, su mirada la mentirme como si eso fuese lo que le sale más natural.

—Tenemos que hablar—enarco una ceja—no vengo a rogarte nada, vengo a que hablemos como personas maduras que somos. Necesitamos actuar como los adultos que somos. Tú tienes que escuchar lo que te diré y luego yo escucharé lo que dirás, aunque si me quieres insultar también lo escucharé—muero mis labios y suspiro.

—Bien, vamos—camino delante de él y su mano toma la mía para detenerme. Ese simple contacto de piel logra que mi corazón palpite como desquiciado.

—Vamos a aquel restaurante donde te llevé cuando te encontré—lo miro en silencio.

—¿Es una estrategia?—él niega.

—No habrá periodistas cerca, ambos somos figuras públicas y necesitamos espacio. No quiero que una conversación tan seria y nada referente a ti y a mi salga en todos los medios titulado con alguna mentira—asiento.

—Bien—sigo caminando con falsa serenidad.

Al subir en mi auto respiro con fuerza. Y lo sigo. No es difícil llegar ya que el trafico está muy bien hoy y ambos conducimos muy bien. Una sonrisa melancólica se forma en mis labios. El pequeño restaurante cerca de la playa. Salgo del auto y nos sentamos donde aquel día comenzamos a charlar como si fuésemos viejos amigos.

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