Capítulo 24: Nuestro placer

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Cuando el efecto del orgasmo pasa recuerdo que no vine sola y que Hiten debe estar esperándome. Ambos nos levantamos y nos colocamos la ropa con ganas de estar desnudos explorando la piel del otro sin restricciones. Suspiro y miro el cuello de Sesshomaru. Mejor no le digo que justo ahora tiene una marca que a cada minuto adquiere un color más morado.

Cuando estoy lista ambos caminamos fuera de la habitación. Lo miro de reojo y él me guiña un ojo. Muerdo mis labios. Esta noche Sesshomaru debe dejarme muy saciada de él. No pienso darle tregua. No cuando ya tuvimos mucho tiempo separados.

Al volver a la fiesta Hiten se acerca con una sonrisa en los labios mirando a Sesshomaru quien sujeta mi cintura en señal de posesión. Ruedo los ojos ya que él no deberá preocuparse nunca por lo que Hiten pueda hacer a mi alrededor, este hombre ya cayó hechizado bajo el encanto de Ayumi.

Y en realidad no me molesta, esto de Hiten y mi mejor amiga, creo que secretamente Ayumi tiene un flechazo por Hiten y por eso ese odio irracional hacia él, me gustaría que ellos estuvieran juntos, Ayumi es genial e Hiten también.

—No vayas a orinar ahora para mostrar algo Sesshomaru—menciono haciendo que Hiten se ría fuerte. Sesshomaru sigue mirándolo con cara de pocos amigos.

—Es bueno que siguieran mi consejo, se me que te dejo satisfecha—me guiña un ojo de manera cómplice haciendo que esboce una sonrisa y le dé un casto beso en los labios a Sesshomaru.

—Como soy una dama no responderé a eso—murmuro sin salir de la posesión de mi tonto—por cierto, no iré a casa esta noche. ¿Podrías hacerle compañía a Ayumi? Llegará tarde y apuesto a que pasará toda la noche sin nada que hacer—cuando él me da mi bolso le entrego las llaves—suerte con ella—él, siendo un hombre con valor besa mi mejilla a pesar de que Sesshomaru gruñe para alejarlo.

—Hermano, ya no es ella por quien suspira mi corazón, así que no me dediques miradas de odio—él acomoda su traje—que pasen una bonita noche, hasta aquí llego yo—se aleja y Sesshomaru me hace dar la vuelta colocándome frente a él.

—Te amo—murmura rozando nuestros labios.

—Gracias a que me estuvieras follando como un salvaje no me pude despedir de Kagome y tu hermano—lo acuso sin perder mi sonrisa.

—Ellos, te aseguro, no querían despedida y querían imitarnos—me roba un beso, como si tuviera que robarlos, yo complacida le doy todos los que quiera.

—¿Nos vamos?—pregunto—tuviste a tu novia unos meses sin orgasmos, me los debes—él solo me mira con esa intensidad enriquecedora.

—¿Entonces somos novios nuevamente?—lo abrazo aspirando su olor.

—Nunca dejamos de serlo—confieso con tranquilidad cerrando mis ojos y dejándome ser una mujer cursi a la cual se le acelera el corazón por estar así con la persona que ama.

Como toda niña un día soñé con enamorarme como lo había leído en algunas partes, pero, estar con él así no se asemeja ni siquiera una cuarta parte de todo lo que siento. Este hombre con su actitud despreocupada solo hace que todos mis sentidos giren en su entorno.

—Rin—lo escucho llamarme por lo que levanto la vista hasta toparme con esa mirada dorada que brilla intensamente.

—¿Sip?—mi tono infantil hace que ría.

—Vámonos de aquí—río cuando nos hace salir casi corriendo.

***

¡Sesshomaru es insaciable!

Me duele todo. Tengo un cansancio horrible y alguien parece querer derrumbar la puerta de su casa, esa fue la razón por la cual me acabo de despertar.

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