Capítulo 20: Frustrada

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Miro una vez más el techo de mi habitación. Mi mente solo puede revivir el momento de la maldita conversación. No le daré a Sesshomaru en bandeja de plata a esas arpías, y menos a una de las causantes de que él me fuese infiel.

Tengo dos mensajes de Sesshomaru, pero la verdad es que ahora mismo no tengo ganas de hablar con nadie. Ayumi se fue hace dos horas al trabajo y yo no pude pegar un ojo anoche. Mi trabajo es algo que adoro y no me veo sin el, pero tampoco puedo sucumbir ante las amenazas de dos ricachonas estúpidas. No soporto que quieran minimizarme en base a amenazas estúpidas.

Mi mano va a mis ojos cubriéndolos y dejo salir un suspiro de cansancio, no me gusta esto, definitivamente no me gusta. Lamo levemente mis labios antes de escuchar el timbre de la casa sonar con mucha insistencia. Me levanto sin preocuparme en recoger mi alborotado cabello. Solo llevo un vestido, espero que quien quiera que viniera no me joda mucho los ovarios porque no estoy para nada contenta este día.

Abro la puerta e inmediatamente alguien que conozco bien entra como si la casa fuese suya. Creo que tengo que darle unas reglas a Sesshomaru de las cosas qué no debe hacer cuando su ex y él pretenden ser amigos. Pero entonces me convenzo de que debo hacerlo cuando sus ojos me miran y parecen querer desnudar algo más que mi piel. Él no dice nada y solo me observa haciendo que mis nervios estén a flor de piel.

No voy a mentir sobre esto.

¡Estoy frustrada sexualmente! Sesshomaru me acostumbró a darme sexo diario se podría decir, y ahora nada, estoy creo que en parte un tanto malhumorada por eso.

—¿Qué haces aquí?—pregunto rompiendo el silencio y la tensión sexual que se estaba respirando en el aire. Él me sonríe sentándose en mis muebles como si fueran suyos.

—Ayumi me dijo que te vio un tanto preocupada y que no podría hacerte compañía por el trabajo—lo miro despacio—me envió para estar tranquila—termina de decir subiendo los pies en la mesa.

—¿No tienes trabajo hoy?—pregunto caminando a la cocina para buscar algo de comer.

—No, adelanté todas mis obligaciones, ahora dime que te sucede—me da una breve mirada—y no digas que nada, no sueles verte tan preocupada—suspiro y camino hasta dejarme caer a su lado.

Sesshomaru espera con paciencia que me digne a hablar, pero yo solo estoy furiosa. Furiosa porque Sara y su madre son dos perras, adoro mi trabajo, pero no van a dominarme como si no tuviese voz ni voto.

—Sara y su madre me amenazaron—le comunico despacio, los ojos se Sesshomaru se posan en los míos, el brillo de preocupación y furia se hacen visibles, muerdo mis labios lentamente.

—¿Que quieren y por qué te amenazan?—pregunta despacio como si temiera que mi furia saliera la luz y termine acabando con él.

Me quedo en silencio unos minutos donde solo se escucha el sonido de nuestras respiraciones pausadas. Solo recordar la estúpida cara de Sara hace cosas horribles en mí, es como si mis venas asesinas se activaran y solo quisieran degollar a la muy refinada perra Akiyama. Suficiente tengo con saber que drogó a Sesshomaru, que mantuvo relaciones con él con la posibilidad de que le transfiera alguna enfermedad sexual, con lo regalada que es no me sorprendería para nada.

—Quieren que me aleje de ti y luego te acerque a Sara—suspiro pesadamente—quieren que te cases con ella y si no lo hago arruinaran mi carrera como periodista, que digo mi carrera mi vida completa!—Sesshomaru se mantiene en silencio—ellas son dos malditas que solo quieren tu dinero Sesshomaru—murmuro con tranquilidad.

—¿Y qué pensabas hacer Rin?—me pregunta despacio como si temiera de mi respuesta.

Frunzo el ceño porque Sesshomaru está actuando muy raro a mi alrededor. Es como si tentara como tratarme o no saber cómo comportarse a mi alrededor.

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