Capítulo 14: La mejor cita

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Ambos estamos comiendo mientras escuchamos a alguien intentar cantar en brasileño haciéndolo tan horrible que solo te dan ganas de reír. Luego pasa otra persona y canta en francés causando que los tortolitos románticos de este lugar se peguen como lapas, eso causa que sonría enternecida con este ambiente. Sesshomaru no pudo a ver escogido un mejor lugar, la estoy pasando increíble y me encanta todo. Me agrada que en esta cita no haya trazado un plan en un fino restaurante ya que aquí la estoy pasando más que increíble, me encanta todo de este lugar.

—¿Por qué odias las mentiras Rin?—su voz me hace mirarlo y solo cautivarme aún más. Él es como el tipo de hombre que nunca soñé, pero que supera mis expectativas de hombre casi perfecto.

—Soy huérfana—hago una mueca con mis labios—ya sabes que nunca hablo de mis padres y gracias por respetar eso—le digo de manera rápida—cuando pequeña mis madres murieron en un accidente o eso me dijeron. La familia que me adoptó me mintió sobre yo ser su hija, así que cuando me enteré que era adoptada fue un golpe muy duro para mí—suspiro restregando mis ojos—esa pareja tenía dos hijos varones mayores que yo, mientras iba creciendo uno de ellos me miraba de otra manera... me miraba como mujer—veo como su cuerpo se tensa—él comenzó con pequeños comentarios, pero luego me hostigaba siempre, me perseguía, me acosaba y hasta intento meterse en mi cama.

>> No pude más con la situación y hablé con la que en ese entonces era mi madre quien sin dejarme terminar me dijo mentirosa y embustera. Me gritó sobre su hijo siendo un santo y yo una mujerzuela queriendo meterme en sus sábanas, para ese entonces solo tenía 16 años. Luego él mintió, dijo que era yo quien lo acosaba, que me desnudé frente a él y un sin número de mentiras. Ella enloqueció con eso porque a él lo estaban comprometiendo con una chica de dinero—suelto un suspiro—me echó de su casa y me dijo que no volviera. Nunca lo hice, gracias a una compañera tuve techo y luego conseguí un trabajo independizándome de a poco. Estudie hasta la medula y me gradué como periodista, el canal me ofreció el trabajo que ahora tengo y me mude con Ayumi como un año antes, desde entonces somos inseparables—él asiente y me sonríe.

—Eres una mujer increíble y creo que ese bastardo debería pudrirse—él pone su mano sobre la mía—yo jamás te voy a mentir Rin, lo prometo—le regalo una sonrisa.

—Eso espero, viví en una mentira toda mi vida, no me gustan que me mientan—él asiente en comprensión.

—Bien, tenemos una cita a la cual seguir—se levanta y me da la mano.

—¿A dónde vamos?—pregunto confundida.

—No pensaste que nos quedaríamos solo aquí, tenemos otros lugares a los cuales ir—tomo su mano y camino o bueno corro con él.

En el camino le digo que ponga Ride de nuevo. Ambos la cantamos y en la parte que menciona el coro me guiña un ojo y actúa como si fuese un vídeo.

Llegamos a un muelle donde las luces de la ciudad se ven increíbles. Camino mirando todo con sorpresa, me encanta.

—Quiero una foto—le paso mi celular y poso mientras el imita ser un fotógrafo.

—Ahora una linda selfie—ambos sonreímos como bobos a la cámara. Nos tiramos muchas como besándonos, yo besando su mejilla, él mi cuello—ven, vamos a comer helado—sin que se lo espere salto sobre su espalda—te encanta estar a caballito—me dice.

—Soy buena jinete—le digo riendo.

—No me queda duda, me encanta verte montar—el doble sentido de sus palabras me hace carcajearme.

—Y a mí me encanta montarte a ti—susurro y sus manos suben a mi culo bajo la falda para apretar las mejillas de mi trasero. Algunas miradas curiosas nos observan, pero somos buenos ignorándolas. Él me baja y yo miro un puesto de helado.

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