24.- CHANTAJE (EDITADO)

3.3K 163 49
                                    

Sentí mi mundo caer al suelo. Estábamos fritos, jodidos, cagados, de todas las maneras posibles de decirlo. Sharon sabía de nuestro secreto. La chica que me odia y adora a mi primo, ella lo sabía. Era obvio que no se quedaría callada.

–Sharon –le dijo Thomas. Dio un paso hacia ella, pero la morena retrocedió.

–¡Aléjate de mí! –dijo fuerte– Estoy a sólo unos segundos de llegar al campamento y mostrarles esta foto a todos, así que ni se te ocurra acercarte.

Thomas apretó los labios y se quedó quieto.

–Ahora entiendo muchas cosas... –se rio.

–Sharon, no... –le dije, pero me interrumpió.

–¡Tú cállate, perra!

–No hables así de ella –gruñó Thomas.

–¿Dejaste de acostarte conmigo por ella? –preguntó alzando una ceja, aún con la sonrisa en el rostro.

–Ella es mil veces mejor que tú.

Sharon frunció el ceño y negó con la cabeza.

–Pagarás por haber dicho eso, Thomas White –suspiró. La morena se dio la vuelta hacia donde estaban todos y de repente echó a correr.

Thomas no perdió el tiempo y corrió detrás de ella.

–¡Chicas! –gritó Sharon cuando llegó donde estaban todos. Corrí detrás de ellos y me detuve justo al lado de Thomas, que no había podido atraparla.

Algunas personas se dieron vuelta para contemplar el espectáculo y Sharon sonrió, mostrando sus dientes. Le encantaba llamar la atención.

Vi cómo Giselle y Kyle se nos quedaban mirando sin comprender nada.

–Sharon, por favor –susurró Thomas.

–Haremos lo que quieras.

A Sharon pareció interesarle eso porque bajó la cámara y se acercó a nosotros unos metros, aunque no los suficientes como para quitarle la cámara y que los demás no sospecharan

–Quizás podamos negociar –se mordió el labio–. ¡Rebecca!

Thomas se tensó a mi lado. Su amiga llegó unos segundos después, con una sonrisa en su rostro. Era igual que un perrito faldero.

–Estaba en algo... –lo pensó un segundo–... interesante.¿Qué sucede?

–¿Puedes guardarme esta cámara, por favor? –Rebecca la miró confundida–. No es nada –se apresuró a explicar la morena–.

Simplemente no quiero que se pierda.

Rebecca la miró como si se hubiera vuelto loca y se llevó la cámara sin muchos preámbulos. No parecía tener ni una pizca de curiosidad en husmear en ella. Al parecer sí que estaba en algo interesante.

–Ustedes dos –nos apuntó–, acompáñenme.

Solté un suspiro y caminamos detrás de ella. Nos detuvimos casi a la entrada del bosque, donde no podían vernos ni oírnos.

–¿Dicen que van a hacer lo que sea por esa foto?

Thomas asintió levemente.

–Bien –sonrió radiantemente–. Quiero a Thomas.

Abrí bien los ojos. Pero ¿qué diablos?

–¿Cómo que a mí?

–A ti. Quiero que dejes de ser su novio o lo que sea que ustedes sean y te conviertas en el mío.

Solo eres mi primo  (SEMP1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora