Capítulo siete

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El gran solsticio de verano se aproximaba en la tierra. Los humanos se preparaban para recibir al sol y ofrecer sus sacrificios.

Mientras tanto, los dioses organizaban una ceremonia para conmemorar tan especial fecha. Incluso sus amigos más íntimos preparaban una sorpresa para él.

Todo mundo se encargaba de los preparativos, todos excepto Hinata.

Hinata corría huyendo del rubio en forma de juego. El gran palacio se encontraba vacío gracias a la fiesta. Asi que el rubio invitó a la azabache para pasar el tiempo en su hogar.

La joven llegó hasta el fondo del pasillo donde el rubio la atrapó y la estrecho en sus brazos. Hinata miró sus labios y le depositó un beso lento y cariñoso. Naruto no perdió el tiempo y subió las cosas a un grado más elevado.

A tientas buscaron una habitación y la depositó en la cama lentamente. Besos, toqueteos y corazones acelerados. Sin darse cuenta se habían despojado de sus ropas de seda.

Hinata gemía de placer. Las embestidas de Naruto eran rudas y rápidas. Al principio solo era lento y con cuidado. Pero el deseo aumentaba  más rápido que el calor en la habitación.

Naruto observaba con detalle como su amada llegaba al orgasmo. Y no podía creer como alguien tan hermosa como ella pudo caer ante sus encantos. No era el ser más tierno o romántico que Hinata necesitaba.

Y aún así ella lo amaba con locura.

Un momento después ambos llegaron al orgasmo. Un acto digno de verse, algo que cualquiera envidiaría por siempre.


El solsticio empezaría en diez minutos y el invitado de honor no se encontraba. Sasuke y Sakura buscaban con desesperación a la pareja faltante por todo lugar, pero desgraciadamente no los encontraron por cualquier lugar. Temían lo peor.

— El solsticio empezará en cinco minutos ¡DONDE ESTÁ NARUTO! —gritó el viejo Sarutobi.

Sasuke viendo como el viejo estaba a punto de recibir un ataque cardíaco y mando a Kakashi a tranquilizarle.

— Si no llega Naruto ahora estará muerto ¿has visto a Hinata?

— No. Ni ella ni Naruto llegaron. Esto está muy mal. Los descubrirán y será fatal.

— rezemos para que no pase.

El Uchiha tomó de la mano a pelirrosa dándole ánimos, aunque él también temía lo peor.


Hinata estaba recostada en el pecho de Naruto. Lo acababan de hacer nuevamente y no podían estar más felices por ello. El poder disfrutarse era mucho mejor que ser venerados, mejor que ser inmortales, mejor que estar vivos.

Deseaban poder estar solos y juntos por siempre, por el resto de la eternidad. Vivir solo ellos en el fin del mundo donde no serían molestados jamás.

Era bueno soñar.

— Naruto ... el solsticio — Hinata besó su frente tratando de que se levantara de la cama, pero hacía todo lo contrario.

— No me importa.

— Todos deben de estar esperándote ¿no te importa?

— Mmm creo que no — El chico se levantó de la cama y la ojiperla pudo disfrutar de ver su trasero perfecto al aire.

— Creo que estoy cansado de tanto honor y ceremonias. Solo estoy cansado de eso ¿hace cuanto que no hago lo que quiero?

Hinata se levantó para abrazar a Naruto por detrás. Sus pechos rozaban en su espalda lo cual era muy excitante.

— Escucha amor. Se a que te refieres. Pero es algo egoísta de tu parte tener pensamientos así. Tú deber es servir y ser servido. Desgraciadamente no podemos hacer nada. Estamos condenados en un mundo inmortal sin fin, donde no haremos nada más que ceremonias y fanfarronerías de los demás. Lo siento. Pero mientras ocurra eso, estaré aquí para ti.

— ¿estarás aquí para mí?

— estaré hasta que el sol se extinga y la luna no sea sombría.

Naruto sintió que su corazón se derretía.

— Te amo Hinata Hyuga. Por favor se mi acompañante, mi amiga, mi amante — el rubio se arrodilló y tomó la mano de la azabache — por favor se mi esposa. Gobierna a mi lado y quedate a mi lado por siempre.

Hinata dijo que sí.

El sol y la luna |NaruHina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora