UNA TARDE EN EL BOSQUE CON NADIE

CRUZANDO

Cruzando mis emociones,

Como quien cruza un bosque,

Quizás no hay nadie que lo haga.

No por no poder hacerlo, quizás por ganas,

Incontables veces he sido el incomprendido;

Puede que sea por ser yo mismo,

Numerosas veces me han esquivado,

Y me han aplastado como un bicho.

Más de una vez, me han llamado la atención;

Por no haber hecho lo correcto;

Sin advertencia alguna, se han descargado,

Por no haber hecho lo que estaba bien.

Hoy como otras veces, me he cansado;

Me he cansado, al grado de escribir como me siento.

Me han dicho que yo soy el culpable de mis males,

Que yo necesito un trato especial;

Siendo que mi único error, en estado consiente,

Es ser sincero, derecho y sin pelos en la lengua.

He llegado a un punto que creo que,

Todos me han dejado, hasta yo mismo.

Todos viven su vida legitima, pero sin mirar hacia el lado,

Sin ser empáticos con quienes los rodean,

Estoy en tal postura, que me asquean las dobles caras.

Me atormenta tu mirada crítica,

Me angustia mirarte a la cara,

Cuando sé que solo miras mis muchos defectos.

Te diría que me dejaras tranquilo,

Y fuera de tus dominios de sabiduría humana;

Y fuera de tus delirios de Dios.