capítulo. 2

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[Propuesta]

Entre a la hermosa florería, la señora Rose termina de arreglar unos hermosos centros de mesa, hasta que nota mi presencia y me sonríe amablemente.

— que bueno que llegaste corazón— musita en tono suave. Se incorpora de su aciento y camina hasta mi donde me da un tierno beso en la mejilla — estoy muy cansada, mi niña te importaría terminar con ésto— dice algo apenada mientras acaricia mi cabeza, justo como me encantaría que mamá lo hiciera.

— no se preocupe...— sonrió y corresponde — ande valla a descansar— tomo su brazo y la llevo hasta la puesta que conecta su casa con el acogedor local.

Después de dejar a la señora de avanzada edad descansando, colocó mi mandil y inicio con el mismo trabajo. Hasta que mi mente se pierde en el trabajo.

Miles de problemas que meditar, entre mamá, mi padrastro y que nisiquiera tengo un mísero peso para largar me de aquí, vamos este trabajo de medio tiempo no me da muchas ganancias.

Suspiró con pezades mientras cierro los ojos <<¿Que voy hacer?>>

Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando la puerta del local se abre, giro mi cuerpo encontrándome un un señor muy bien vestido ropa y zapatos de marca. A leguas se nota que el tipo es un despota millonario.

— tú niña...— me dirige la palabra de manera indiferente — dónde está la señora a cargo— camina mientras inspecciona el lugar.

— está indispuesta — frunso el entrecejo y cruzo los brazos.

— mira, soy el señor Hyunjin— se detiene justo enfrente de mi y quita sus gafas para ver sus ojos << Mierda es intimidante>> — trabajo para la empresa Min, los arreglos son para esta noche— su vista viaja a los previamente listos — niña, es una cena importante es para un compromiso, ¿Entiendes?

— no soy una idiota, señor— contestó a la defensiva — no se preocupe, estarán listos...

— eso espero— sentenció antes de darse la vuelta — el hijo del dueño vendrá más tarde a inspeccionar

— por mí mandé a quién quiera — el tipo chasquea la lengua y frena su pasó

— niña malcriada, deberías aprender modales

— usted debería ser más amable— aclare la garganta llamando su atención— de nada le sirve la ropa cara, eso solo es la envoltura de lo que es usted...

No respondió nada más y salió del local.

Sinceramente odio las personas despotas y groseras.

Sin más decido continuar con mi trabajo y terminar lo más rápido posible.

Nisiquiera note la hora, cuando mi vista viajo a la ventana del local anunciaba una gran obscuridad, revisé mi teléfono, las 9 de la noche casi era hora de marcharme. Quité mi mandil y lo acomode en el perchero del local, mire a mi alrededor para verificar que todo estuviera en orden, pero, la campanilla de la puerta de entrada sonó anunciando la llegada de un cliente nuevo.

— lo siento, pero por un cerramos — hable suavemente mientras giraba mi cuerpo hacia la entrada, pero solo me encontré con, ¿El rubio?. Inmediatamente mi ceño se frunció <<que demonios hace aquí>>

— Rarita — recargo su cuerpo en el marco de la puerta, manteniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón. Sonrió de lado mientras me miraba con esos ojos pequeños — mira nadamás donde te vine a encontrar...

—¿Que quieres?— Cruze mis brazos encarando su mirada insistentemente sabía perfectamente lo que pensaba, maldita la hora en la que estaba en el mismo salón y me vió — ¿me estás siguiendo?— pregunté secamente

juego, complejo y sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora