— ¿Un favor? De que se trata... — preguntó dudoso el guardia, la situación le parecía en gran parte sospechosa.— No es la gran cosa, pero escuchaste lo que dijo ese tipo, ¿verdad?... Por favor no lo comentes con Gen-san — pidió Trafalgar sujetándose el puente de la nariz y arrugándola al mismo tiempo al recordar la situación de antes.
— ¿Qué cosa no quieres que le diga? Ya no recuerdo nada de ese odioso sujeto y a Gen-san ya se le contó todo lo que debía saber — contestó Luffy haciendo de cuenta que no recordaba lo que Bellamy había dicho, pero lo cierto era que sabía perfectamente a qué se refería el cirujano.
— Pff... Fue una pérdida de tiempo venir a hablar contigo, olvida lo que dije, buenas noches — susurró de mala gana el doctor, caminando rápidamente por el oscuro pasillo hacia su cuarto.
— "Una cosa es que te haya defendido de ese sujeto porque lo encontré injusto, y otra muy distinta es hacerte favores, mucho más si se trata de ocultarle algo a Gen-san" — pensó Luffy viéndolo desaparecer en la oscuridad del pasillo.
Al día siguiente todo transcurría de manera normal, y así fue por muchos días más. Nami disfrutaba de su tiempo con Luffy, Ace con Nojiko aún estaban como amigos pero ambos sabían que se amaban, todo el que los veía podía notarlo y los empleados del lugar se preguntaban qué era lo que esperaban para volverlo formal, y Robin solo se limitaba a observar de lejos al peliverde que siempre se paseaba por el lugar procurando que ningún sospechoso entrara al lugar. Le gustaba verlo mientras entrenaba o cuando paseaba por el lugar, y cuando él se percataba de su presencia se quedaba también mirándola fijo, como queriendo entender qué misterios escondía esa mujer tras su mirar y por qué le resultaba tan endemoniadamente atractiva.
Así fue hasta un día en el que se posó el sol sobre las lejanas montañas del lugar trayendo consigo una bella y cálida tarde de verano, probablemente la última que podrían disfrutar apaciblemente. Luffy se encontraba en la parte alejada de la casona durmiendo plácidamente en su recámara, la noche anterior le había tocado cuidar a él el dormitorio de las chicas por lo que durante el día aprovechaba de descansar, pero la pelinaranja no sabía de esto, así que comenzó a buscarlo por todas partes.
— Ahora que lo pienso... No tengo ni la menor idea de cuál es el cuarto de Luffy y él sabe perfectamente todo lo que hago y a donde voy — se dijo sintiendo culpa por no tomarle importancia a ese tipo de cosas triviales, por lo que fue directamente a hablar con Ace para preguntárselo.
— Ace, ¿cuál es el dormitorio de Luffy? — preguntó la pelinaranja al pecoso, que se encontraba junto a Nojiko y a Robin en la terraza bebiendo té.
— Para qué quieres saber dónde está su cuarto, atrevida — comentó Nojiko sonriéndole de forma insinuante.
— ¡Nojiko! No seas boba... Solo quiero saber dónde encontrarlo cuando no esté por aquí — contestó sonrojada hasta las mismas orejas.
— Pero Nami, estás completamente sonrojada, ¿eso no es un poco sospechoso? — mencionó Robin bebiendo tranquilamente su té.
— Robin, ¿tú también? Esto no es una venganza por lo de la noche pasada, ¿verdad? — alegaba Nami aún más sonrojada, y Ace riéndose de la situación le indicó dónde estaba su hermano.
Nami, luego de conseguir la información quería, se fue casi corriendo hacia la habitación del moreno para poder alejarse de las burlas de su hermana y su prima, y ver al chico que tanto quería.
— "De seguro está cansado, según Ace estuvo toda la noche cuidando mi habitación y esta vez no se durmió como había hecho en otras ocasiones, cuando lo atrapaba descansando contra la puerta..."— pensó dudando frente a la puerta del guardia.
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Mi querido guardián
RomanceNami, la hermosa hija del hombre más millonario del país. Luffy, un mercenario apasionado por viajar. Estas dos personas se conocieron por azar del destino, pero es el mismo azar el que se encargará de llenarlos de obstáculos e intentará separarlos...