Capitulo 4.- La bruja y el fantasma

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Al día siguiente el vecino que se había ofrecido a llevarlos al panteón se presento, invitándolos a ir al río, para una comida y pasar el rato, los abuelos de Javier aceptaron gustosos, rápidamente prepararon sus cosas y antes del atardecer ya estaban en el río. La tarde transcurrió con tranquilidad, Javier creyó haber visto a un gato negro yendo río arriba, pero restándole importancia siguió con sus abuelos disfrutando de la deliciosa comida.

Al día siguiente de su visita al río la abuela de Javier resulto enferma, teniendo que permanecer en cama, debido a las indicaciones del doctor. Necesitaba descansar, le receto un medicamento para las nauseas y pastillas para dormir, una vecina amablemente se ofreció a cuidarla y darle los medicamentos, Javier al igual que su abuelo se encontraba preocupado por la salud de su abuela.

Por la tarde, luego del trabajo en el sembradío Javier iba al cuarto de su abuela y le hacia compañía, toco suavemente la puerta, para anunciarle a su abuela que había llegado, en ese momento le pareció escuchar que su abuela había dicho algo, pero no entendió bien, así que abrió la puerta, en ese momento se sorprendió al ver salir corriendo a un gato negro «¡Abuela!» pensó Javier antes de entrar corriendo.

-¿Que paso mijo? -Le pregunto tranquilamente su abuela- Estas pálido.

-Nada abuela -Respondió Javier confundido- Creí haber visto un gato...

-¿Un gato? -Pregunto confundida su abuela- Que raro, no he visto nada.

La abuela de Javier le sonrió amablemente, pero Javier estaba seguro de haber visto un gato negro, se asomo por la puerta y vio la puerta del pasillo entre abierta, volvió a ver a su abuela y le sonrió.

-Abuela -Dijo intentando sonar tranquilo- Voy a salir un rato.

-Esta bien mijo -Le respondió su abuela- Ten cuidado, procura no tardar mucho, tus padres no tardarán en llegar.

-Claro abuela -Respondio Javier- Descansa.

Javier salio cerrando cuidadosamente la puerta de la habitación a sus espaldas, después de dar unos cuantos pasos alcanzo su mochila y salio corriendo hasta la arboleda junto al río. Antes de entrar a la arboleda encontró a el gato negro sentado a la sombra de los arboles, mirando fijamente a Javier, quien se acercaba despacio.

-¿Que hacías en el cuarto de mi abuela? -Pregunto Javier viendo al gato.

El gato se levanto y camino al interior de la arboleda, Javier lo siguió en silencio, el gato se metió entre unos arbustos y Javier volvió a perderle de vista «Maldita bruja» pensó Javier «Si le hiciste algo a mi abuela...». Entonces entre los arbustos volvió a distinguir la figura de aquella chica.

-¿Fantasma? -Hablo la chica tranquilamente- ¿Por que me seguiste otra vez?...

Javier dio un paso atrás algo preocupado, pero estaba decidido a averiguar que le había hecho aquella bruja a su abuela y que hacia en su habitación, así que tomo valor y atravesó los arbustos.

-¿Trajiste un amigo? -Pregunto la chica sin voltear.

Cuando la chica volteo Javier se quedo sin palabras, el negro y ondulado cabello de la chica resaltaba su piel pálida, y sus ojos dorados parecían brillar a la luz del fuego.

-¿Quien eres? -Pregunto arisca al ver a Javier.

Javier se quedo de pie, completamente inmóvil ante la hostil mirada que le dirigía la chica, al verla bien, se dio cuenta de que sobre su regazo estaba el gato negro de ojos dorados que había seguido.

-Ese gato... -Hablo Javier confundido- Pensé que era... que eras una bruja...

La chica siguió viendo a Javier con una mirada despectiva, como si su sola presencia la molestara completamente, miro al gato negro sobre su regazo y lo acaricio, luego empezó a reírse, cubriendo su rostro con sus manos volvió a ver a Javier, quien la observaba completamente confundido.

-¿Pensabas que yo era el gato? -Le pregunto divertida

Javier se puso totalmente rojo al mismo tiempo que la chica se reía alegremente, «Tiene una linda sonrisa» pensó Javier al verla.

-¿Podrías dejar de reírte? -Pregunto Javier apenado- Ya entendí que fue ridículo.

-Lo siento -Respondió con una sonrisa- Ya dejare de reírme, pero aun no me respondes.

-Oh... Lo siento, me llamo Javier -Respondió tranquilo- ¿Y tú?

-Camila, y el se llama fantasma -Dijo acariciando al gato.

Javier dejo escapar un pesado suspiro mientras se sentaba sobre un viejo tronco frente a Camila y fantasma, que mantenían una mirada en el. Cuando Javier se sentó Fantasma se removió sobre el regazo de Camila, de un brinco se alejo de ella y se acerco a Javier, recostandose tranquilamente sobre su regazo.

-Parece que le agradas -Dijo Camila al ver a Fantasma.

-¿Eso es bueno? -Pregunto Javier acariciando a Fantasma- ¿Te agrado?

Javier y Camila se sorprendieron cuando escucharon a Fantasma maullar mientras veía atentamente a Javier, este volvió a ver a Camila confundido.

-Yo puedo ayudarte... -Declaro Camila acabando con el silencio.

Las huellas de un gato salvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora