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• Domingo, 10 de marzo de 2019.

La desesperación de mis vecinos era increíble, la poca comida que tenían en sus casas se había dañado, ese día el clima seguía lluvioso, llovía tanto como si Dios decidiera inundar Mérida para hacernos Atlantis o algo así, no podía ni ver las otras casas por la niebla, mi papá me pidió ir hacia la montaña a buscar huevos, la señora se le habían acabado y casi no le quedaba gasolina, desde la colina normalmente voy y tomo fotos de la vista directa a la ciudad de Mérida, pero esta vez solo era un cielo gris opaco. Me divertía descifrando acertijos, como descifrando objetos como dos clavos amarrados que son fáciles de soltar pero difícil de encontrar la manera, confuso, ¿cierto? —reí—.

Luego fui a la casa de mi tía a jugar Monopoly con mi primo pero terminamos jugando Ludo con los vecinos (no convivo mucho con ellos). Luego fui a bañarme con la luz de la lámpara, y en la ducha reflexionando sobre mi vida, quien soy, a donde voy, que quiero hacer y replanteándome mi existencia llegué a la conclusión de crear estas bitácoras.

Cené y me fui a dormir.

Bitácoras de Leonardo en crisis existencialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora