Bitácoras de Leonardo en crisis existencial

6.

• Martes, 12 de marzo de 2019.

A la mañana siguiente mi crisis existencial me dominaba, parecía un vegetal, seco, frío, sin esperanza de nada. No me importaba nada ya que no tenía ni motivación, había hecho todo lo que debía hacer y todos los pasatiempos posibles. Así que dejé de estar encerrado en mi casa y me aventuré con mi familia a averiguar si ya había llegado la energía eléctrica. No lo esperaba, pero cuando llegué a casa de mi abuela paterna, ¡sorpresa! Había energía eléctrica. Una sonrisa siniestra se apoderó de mí y comencé a sentirme bien. Ver un foco encendido me devolvió la vida, hablé un rato con mis tías y demás. Luego, fui a pasar el rato con mis primitos, más tarde jugamos Monopoly y luego comí, nos fuimos, buscamos a mi mamá y a mi hermana y nos dirigimos hacia el lugar en donde vivo día a día, cuando llegué me acerqué a ver si había llegado la luz, pero no fue así, eran las dos y algo de tarde y mis esperanzas volvieron a morir, Tabay ya tenía energía eléctrica y como les comenté antes eso me hizo enfadar aún más.

Dormí un rato y a eso de más cinco de la tarde llegó la luz, y me desperté (y enteré) de que había llegado por los gritos de felicidad de mis vecinos, al instante coloque todo lo que pude a cargar y al cabo de unas horas mi vida había vuelto a la normalidad. Volvió mi felicidad pero solo faltaba una cosita, ¡el condenado internet!, CANTV aún no colocaría el servicio de internet hasta que no se arreglara lo suficiente lo de la energía eléctrica. Un desastre, pero... al menos teníamos energía eléctrica. Así que no estaba tan mal, los mensajes de desesperación de mis familiares en el exterior por no saber nada de nosotros me causaron nostalgia, porque, aún que estemos en este pozo sin fondo cayendo cada vez más, había gente arriba a la que le importaba. Y eso me hizo sentir bien, bastante bien. Mi positivismo y despreocupación volvió y parecía que esos días solo fueron un mal sueño.