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Al despertarse no estaba completamente seguro de dónde se encontraba. Llevaba varias noches durmiendo en camas diferentes y aunque el día anterior había despertado en su casa su primer pensamiento no fue el estar allí de nuevo. La presión ligeramente diferente del colchón, los dos olores que predominaban cerca de su nariz (uno suave a jabón, otro más fuerte y quizá menos desconocido) y la ventana al lado izquierdo de la cama le hicieron pensar que seguía en uno de los hoteles de Estados Unidos.

Después, removiéndose un poco entre las sábanas y despertando los músculos y la piel de su cuerpo se dio cuenta de que había un brazo que le rodeaba la cintura y que lo apretaba hacia una fuente de calor pegada a su espalda.

Solo tardó un segundo en acordarse.

Aunque la visión de esos dedos largos agazapados entre sus costillas era de por sí agradable no pudo evitar la tentación de darse la vuelta, con muchísimo cuidado de no despertar al vampiro ni soltarse de su abrazo, solo para verle la cara.

Quizá fue el sol que brillaba con fuerza a través de las cortinas o igual era el resplandor dorado de la piel y el cabello de Taehyung, pero Jimin quedó cegado por un momento y cuando sus pupilas se acostumbraron a la luz no pudo evitar abrir de más los ojos por la sorpresa, porque si aquella criatura le había parecido un ángel bajo los neones rojizos del club ahora que estaba envuelto en la luz de la mañana había ascendido a una categoría superior.

Seguía dormido, aparentemente sin haber notado el movimiento de Jimin, y su respiración era tan pausada que casi no la había. Su rostro era el súmmum de la serenidad y resultaba tan bello que podría haber parecido falso, posado, como la manera en la que los mechones del flequillo le caían por la frente en un calculado desorden. La luz lo bañaba directamente desde detrás y dejaba ver una minúscula y kilométrica cresta de vellos de oro que se levantaban desde la unión de su oreja con su cuello hasta más allá de la cadera, donde las sábanas lo envolvían con suavidad. El brazo que no tenía alrededor de Jimin lo mantenía doblado y encajado entre ambos, con las yemas de los dedos muy cerca de los labios, las falanges laxas esperando un despertar o algo que les llamase la atención.

Jimin pasó más tiempo del que quería reconocer mirando con detalle a Taehyung. Se fijó en que la adorable peca de su nariz no estaba sola, había una segunda en su labio inferior, suspendida en una nube rosa pálido. También pudo ver, con una mezcla de fascinación y horror, el surtido de cicatrices plateadas que había acumulado en el torso, algunas más visibles que otras. Estuvo tentado de rozarlas con los dedos, pero no quiso despertarlo y prefirió no tocarlo.

«Sí que duerme como un gato», pensó, a juzgar por el rato que llevaba sin moverse junto a él. Se preguntó qué hora era, si Hoseok y Yoongi habrían intentado contactar con él y si le quedaría batería en el teléfono.

Aunque quedarse en esa cama entre los brazos de un bello vampiro era definitivamente una gran manera de pasar el día Jimin se impacientó un poco y decidió abandonarla cuando empezaron a sonarle las tripas. Taehyung siguió durmiendo apaciblemente.

Se puso los bóxers y los pantalones, rescatándolos del pequeño montículo de ropa mezclada que había junto a la cama, y haciendo memoria de la distribución del apartamento se encaminó al baño. Con los ojos aún medio cerrados por las horas de sueño se miró brevemente al espejo antes de inclinarse y abrir el grifo para lavarse la cara; fue cuando volvió a levantar la vista, con los párpados más relajados por el agua fría y el tacto suave de la toalla que se dio cuenta de que tenía algo en el cuello.

No es que no se acordase de que Taehyung le había mordido, pero la realización le traspasó de golpe cuando vio un el moratón justo bajo su mandíbula, cerca de la garganta, una nebulosa negra y violácea en la que se distinguía perfectamente la marca de una gigantesca mordedura, con dos pequeñas costras en el lugar donde se habían clavado los colmillos. Se rozó la zona con los dedos y sí, efectivamente, dolía.

Oro y alquitrán [VMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora