Paul
Apodo: Paul Pee / Silverwolf
Edad: 25
Altura: 1.76
Peso: 75 kg.
Descripción: Paul es un joven atractivo y atlético que destaca por su habilidad innata para hacer amigos gracias a su encanto natural y actitud amigable. Sin embargo, a pesar de su carácter sociable, tiene una mala relación con su familia debido a que siempre lo tratan como un niño pequeño, una dinámica que le resulta agotadora y desgastante.
Desde temprana edad, Paul ha experimentado una profunda fascinación por los lobos, encontrando un vínculo especial con Gabumon, personaje de la serie animada "Digimon". Esta conexión no solo se quedó en el ámbito de la ficción, sino que se convirtió en una parte significativa de su identidad.
El apodo "Paul Pee" tiene su origen en su época de escuela primaria, cuando aún mojaba la cama. Su apellido comenzaba con la letra "P", y debido a que, en inglés, los niños pequeños utilizan la frase "I have to pee" cuando necesitan ir al baño, sus compañeros crearon el sobrenombre, ya que la pronunciación de la palabra "pee" suena igual a la pronunciación de la letra "P", es decir "pi". Mientras tanto, "Silverwolf" es el seudónimo que adopta en el mundo virtual, ya sea en juegos en línea o perfiles en sitios web, mostrando otra faceta de su identidad.
Eran ocho de la mañana, el día anhelado por Paul finalmente había llegado, estaba a punto de abandonar el nido familiar para sumergirse en la vida adulta que siempre había imaginado. Con varias entrevistas laborales y visitas a posibles apartamentos programadas, todo parecía machar de acuerdo al plan.
Antes de afrontar el día, tomó una ducha matutina mientras reflexionaba sobre lo que se avecinaba. En el proceso de enjabonarse, enjuagarse y secarse con una toalla adornada con un diseño de Digimon, Paul pensó para sí mismo: "Esto será una de las cosas que dejaré atrás cuando viva solo", sin embargo, no podía negar la conexión sentimental que sentía por el dibujo de Gabumon en la toalla, el cual apreciaba en lo más profundo de su ser.
Después de vestirse, bajó la escaleras para disfrutar de su último desayuno en casa antes de emprender esta nueva etapa de su vida.
Sentado a la mesa, su madre le sirvió unos panqueques con forma de payaso y un vaso de jugo de fresa con leche. La actitud agresiva de Paul estalló de repente: "¡Mamá! ¿En serio me tratarás como un niño hasta el último momento?". Su padre, quien tomaba café a su lado, le dio un golpe en la cabeza y dijo:
Padre: ¿Qué manera es esa de dirigirte a tu madre? Sabiendo que por fin cumplirás tu sueño de vivir solo, uno pensaría que estarías de buen humor. ¿Qué pasó? ¿mojaste la cama de nuevo?
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Paul, tiñendo su rostro de un rojo intenso.
Paul: ¿Qué estás diciendo? ¡No hago eso desde hace muchos años!
Padre: Bueno, recuerdo que de pequeño te pasaba todo el tiempo, incluso cuando estabas despierto. Tuvimos que ponerte de nuevo pañales. Y aunque has superado esa etapa, ¿no has tenido algún que otro accidente en estos años?
Era cierto que Paul solía mojar la cama con frecuencia, pero lo había superado a la edad de 14 años. Desde entonces, solo ocurría cuando experimentaba una gran presión o angustia. La última vez fue la noche anterior a la presentación de su tesis de graduación. Aunque en esa ocasión nadie se dio cuenta, ya que supo ocultarlo hábilmente.
Paul respondió: Eso ya es cosa del pasado, papá. Bueno, ya terminé de desayunar, así que me prepararé para irme. Gracias por la comida.
Con las maletas listas, Paul llamó a un taxi y se despidió de sus padres. Aunque aún albergaba algunas dudas, no titubeó en embarcarse en su viaje hacia la adultez que tanto anhelaba. Llegó a la casa de un amigo de la universidad que residía en el centro de la ciudad; este amigo se ofreció a guardar sus pertenencias mientras Paul asistía a las entrevistas de trabajo y buscaba un apartamento. Con estos preparativos, se dispuso y emprendió su viaje hacia las entrevistas, aunque no transcurrió exactamente como esperaba.
En todas las empresas, exigían una experiencia considerablemente mayor a la que Paul poseía, un aspecto que no había tenido en cuenta al buscar ofertas laborales basadas únicamente en salarios elevados. Esto resultó en que ninguna empresa lo contratara.
Desanimado y abatido, comenzó a visitar los posibles apartamentos que podría alquilar o compartir con otros jóvenes de su edad. Sin un trabajo que le proporcionara ingresos para el alquiler, fue rechazado una y otra vez. Aunque quedaban algunos lugares por visitar al día siguiente, el panorama no se veía prometedor. Regresó a la casa de su amigo, asegurándole que todo había ido bien y que al día siguiente se marcharía después de visitar los últimos apartamentos disponibles, aunque en el fondo sabía lo complicada que estaba la situación.
Sin más opciones, se recostó en el sofá-cama prestado y se sumergió en un profundo sueño.
A la mañana siguiente, Paul se despertó algo aliviado pero con una sensación extraña. Al bajar la mirada, sintió un escalofrío al darse cuenta de que había mojado la cama, o en este caso, el sofá-cama. Se quedó helado del susto e impresión. Solo podía pensar: "¿Cómo es posible? ¿Será por el estrés? ¿Qué le diré a mi amigo?". En ese momento, su amigo bajó y observó la escena. Paul, sin saber qué decir, solo pudo ver cómo su amigo asentía con la cabeza y le decía: "No pasa nada, supongo que es algo que le podría ocurrir a cualquiera". Paul, sumamente avergonzado, recogió las sábanas y se dirigió a lavarlas. Después de ese vergonzoso episodio, se preparó para visitar los últimos apartamentos.
En el camino a su primer destino, pasó cerca de una farmacia. Recordó que cuando iba a la escuela, su madre solía comprarle unos calzoncillos especiales para la incontinencia nocturna, que en realidad eran pañales para adolescentes. Con mucha vergüenza, entró a la farmacia y después de buscar un rato, encontró los productos. Optó por un paquete con el diseño de Spider-Man, ya que parecían más sobrios entre tantas opciones infantiles. Pagó rápidamente y salió corriendo de allí, consciente de que probablemente tendría que usarlos, aunque ni siquiera sabía dónde dormiría esa noche.
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Paul P. Silverwolf y la cláusula "pañales" del contrato
Ficción GeneralCuento ilustrado ABDL. Paul, un recién graduado universitario, abandonó la seguridad de su hogar en busca de independencia. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba, nadie lo contrataba y se encontraba sin un lugar donde quedarse. Por un gir...