Cartas Sin Leer |Frededdy|

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Joy y Freddy estaban sentados en la bancas del gimnasio mirando el entrenamiento de Fred entre otros alumnos, el moreno no se sentía bastante bien para cumplir con la clase de hoy así que prefirió sentarse a mirar pero Joy tambien se sumo para verlo.

El menor miraba al azabache que prestaba atención al entrenador, saco una hoja y lápiz para escribir otra carta, espero hasta el momento de pensar ¿Como puedo escribir una carta sobre tí y mi amor hacia tí?, el menor garabateaba en unas de las hojas y cada tanto soltaba un suspiro al ver el azabache.

-¿Qué escribes?.

-Eeh, nada trato de escribir una carta de amor, ¡No es que me vaya a confesar! Es para ayudar una amiga..-Rio nervioso al final el menor.-Pero no tengo ni idea de qué puedo escribir.-Suspiro de nuevo para después mirar al azabache junto la rubia.

-¿Por qué no intentas algo como poesía o una mezcla rara de sentimientos y metáforas?.-Respondió la rubia pensando en algo.

-¿Tú crees?

-Vamos sé que has escritos varias cosas para los discursos del colegio, te va bien las novelas y poesia de Lengua, es tu pasatiempo ¿Acaso no se te dará bien en eso?.-Soltó una risa para después dar un salto y pararse de su asiento.-Vaya, muchas gracias Freddy, Me acabas de ayudar en algo.

El menor miro como la rubia se marchaba decidida y segura de si misma, wow ojalá me quisiera así como ella lo hace, en fin, el azabache miro por unos segundos al moreno para después pasar por su lado y sacudirle el cabello, este solamente se limitó a mirarlo con un sonrojo fuerte en sus mejillas.

-♡-

Fred:

Hace tiempo perdí mi corazón al sumergirlo en la fragancia de tu perfume, desde ese instante entendí que ninguna palabra logrará borrar la sensación de tu cariño por mi, al hacerme sentir menos exagerado, podría hablar de manera deliberada y sin embargo en el estallidos de las estrellas. Mientras caía, nunca pensaría en las consecuencias que tanta intensidad ocasionaría. A veces el silencio tiene música y la valentía se pierde en la melancolía. Solía despertar en el abismo de tu sonrisa, me iluminaban los destellos de tus miradas, ojalá las calles estén coloreadas por tus manos para no tener que imaginar otro mundo de otro color.

Atte: F.F

Carta número 5.